El verano sigue su curso y la princesa Leonor sigue su paso firme hacia un hipotético futuro donde se pueda convertir en la reina de los españoles. Con Juan Carlos apartado por su hijo después del affair Corinna, con la reina Sofía llorando despechada, con Cristina visitando a Urdangarín en la prisión, con el rey Felipe a bordo del Aifos 500 en la Copa de Vela que lleva su nombre, y con la reina Letizia en un sorprendente -por lo que es ella- segundo plano, quien ha cogido el protagonismo de la cuestionada familia real ha sido la hija mayor de los monarcas.
El rey Felipe otea el horizonte y sólo ve desgracias. Por eso el ademán anual del verano borbónico ha hecho más penita que otra cosa. Para entendernos, es como si te invitan a una mariscada en un lugar paradisiaco y acabas comiendo una paella pasada en un chiringuito de Marina d'Or. De la unión que destilaba la típica imagen en el Palau de Marivent a un par de tristes fotos en La Almudaina con Felipe, Letizia y las dos niñas.
Lo único destacable ha sido la constatación de que a la princesa Leonor le gusta el protagonismo más que un toisón de oro. Ante los periodistas confesó que sus vacaciones -las oficiales, no las del resto del año- las han pasado "practicando mucho inglés" en los Estados Unidos, delante de la aprobación satisfecha de su padre, "bueno, es que ellas ya saben mucho". "Ha sido muy divertido. Hemos hecho mucho deporte y hemos conocido chicos de otros países", añadía Leonor. Las niñas hacen amiguitos de otros países y su abuelo también.
La Corona necesita una nueva imagen y Felipe toma a los españoles por tontos: "mi padre está fastidiado porque tenía muchas ganas de venir a Palma. Los médicos le aconsejaron no moverse mucho"... y si mi abuela tuviera ruedas sería una bicicleta. Quizás los médicos aconsejan no moverse demasiado al rey emérito, y los consiglieri reales aconsejan que quien tiene que salir más es Leonor. Es curioso, sin embargo, ver como en el momento en que Felipe está justificando la ausencia de su padre en Mallorca, la reina Letizia les comenta socarrona algo a sus dos hijas, tal y como se ve en el siguiente vídeo:
La monarquía española en manos de una niña de 12 años. Este es el panorama. Eso sí, en todo momento se repitieron en el posado veraniego las miradas entre padre e hija. No fuera que se repitiera otra imagen como la de la Catedral de Palma. Para el posado, Leonor escogió un sencillo vestido de Zara con cuello redondo, mangas acabadas en volante y bordados en la parte delantera y que tiene un precio de 22,95 euros.
Es la primera vez que Leonor lleva una pieza económica de la firma de Amancio Ortega para alguno de sus posados públicos. Ropa low cost para un posado low cost. Lo que no es tan low cost es lo que cuestan las vacaciones de los Borbones al resto de ciudadanos.