El serial de Federico de Dinamarca y Genoveva Casanova tiene nuevo capítulo: la prueba definitiva sobre el carácter secreto, oculto y casi clandestino de la visita del heredero de la corona danesa a su amiga íntima mexicana en Madrid. La versión oficial no cuadra de ninguna de las maneras. El comportamiento del royal supone la antítesis de lo que dictan las normas de seguridad y protocolo para un personaje como este. Ya no es solo lo que supone con respecto a la relación matrimonial con la princesa Mary Donaldson, es que su actitud temeraria puso en riesgo a la institución monárquica. Y en Copenhague se suben por las paredes, el escándalo es total.
Telecinco ha hecho público el vídeo definitivo y del que se hablaba desde hacía días, la grabación del príncipe a las 8 de la mañana, caminando sin rumbo por las calles de la capital de España tras abandonar el domicilio de la socialité, arrastrando una maleta y refugiándose bajo una marquesina de autobuses de manera extrañísima. No es nada normal, pero tiene una razón: porque la visita tampoco lo es. Pertenece a una agenda ultraprivada, no quiere dejar ningún rastro. Sin embargo, ha acabado saliendo todo. Y no queda nada bien. Los detalles son demoledores.
¿Qué hace todo un príncipe que tendría que subir pronto al trono de su país escondiéndose de su escolta durante 10 interminables minutos en una ciudad extranjera? Esta es la gran pregunta que sobrevuela sobre la figura del príncipe. "Preocupante. Es una imagen inusual, inapropiada para un príncipe que siempre tiene que ir con una escolta o dos que se pondría en el país que visitar". Federico, antes de que un vehículo acabe recogiéndolo en plena calle después de una llamada telefónica, se ha deshecho de un papelito de contenido desconocido, pero que alimenta todo tipo de teorías. ¿El contacto de emergencia? ¿Una nota de Genoveva? ¿Una evidencia comprometedora de su aventura? Sea lo que sea, quedó desmenuzado en una papelera madrileña. El gran secreto es irrecuperable, destruido.
Poco después de esta secuencia llega el coche de rescate. No son las mismas personas que lo acompañaron el día anterior durante la cena en el restaurante 'El Corral de la Morería'. Aquellos eran escoltas oficiales que volaron desde Dinamarca, pero desaparecieron cuando el royal entró en la casa de Genoveva. Para identificar que, efectivamente, eran "de los buenos", había un código secreto.“Se identifica levantando el pie derecho de forma discreta, coge la maleta y la mete en el maletero del coche. Dentro había dos personas que no se bajan en ningún momento, el copiloto le abre la puerta al Príncipe desde el asiento delantero, él se monta y se dirigen al aeropuerto. Minutos después llegan a la terminal ejecutiva para viajar a Dinamarca en su avión privado”. Y si te he visto, no me acuerdo. Pero se le ha visto. Vaya que sí. La que ha montado el pollito.