Inglaterra y Dinamarca protagonizaron uno de los duelos más esperados de la última jornada de la Eurocopa, con permiso del España-Italia. No fue ninguna oda al fútbol, pero cuando menos el marcador brindó tensión a los espectadores que lo seguían en el estadio de Frankfurt o por la retransmisión de televisión. El empate a 1 final deja descolocados a los ingleses y eufóricos a los daneses; el grupo todavía está por decidir. Lo más atractivo del match no tuvo lugar sobre césped. Hacía falta levantar la vista y echar una ojeada al palco presidencial, con presencia royal de primera categoría: el flamante rey de los daneses, el polémico Federico X (acompañado por su hija Isabella), y el príncipe de Gales, Guillermo de Inglaterra. Una minicumbre internacional en nombre del furgol.
El encuentro fue sin las respectivas mujeres. Al escandinavo ya le iba bien cambiar a su mujer Mary por su hija; el ambiente era mucho más distendido y, lo más importante, no se pasó todo el partido deseando que llegara la hora de marcharse a casa... por separado, si fuera posible. Por la parte británica, Kate Middleton no está para atender este tipo de citas; su reaparición en el solemne 'Trooping the Colour' ya supuso un gran esfuerzo para la princesa víctima del cáncer. El caso es que teníamos a dos hombres cis-hetero, de 41 (a punto de cumplir 42, este mismo viernes 21 de junio) y 56 años, en tierra extranjera y con el fútbol de selecciones como escenario y temática ambiental. Se desataron, olvidándose por un rato de sus títulos reales, y actuando como dos colegas en una taberna.
La conversación entre los royals, muy animada, llena de bromas y sobreactuación. Por lo tanto, ideal para los dos protagonistas, con penurias y miserias recurrentes que hacer frente cada puñetero día de su existencia. Mención especial para el monarca danés, excitadísimo. Reencontrarse con Guillermo no solo era un escaparate perfecto para sus intereses publicitarios, que los necesita como el aire que respira. Es que, además, volvía a saludar a un pariente lejano: la endogamia monárquica convierte los linajes en un spin-off eterno. Todos son tataranietos de la reina Victoria de Inglaterra, para entendernos. Por curioso que pueda parecer, Federico va antes que Guillermo. Una de las últimas imágenes que teníamos de ambos es de hace 25 años, durante el bautizo del príncipe Constantino Alexios de Grecia. Ha llovido desde aquel día. Y también han cambiado mucho las cosas. Ellos, los primeros.
La experta Judi James se muestra impresionada en el diario 'The Mirror' con la secuencia de las figuras royals, destacando que "todos sabemos que Guillermo es muy competitivo, y verlo en un enfrentamiento real pleno de chistes previo al partido es bastante divertido. Los dos hinchan el pecho en demostración de superioridad, con una gesticulación muy exagerada para presionar con sus mensajes. Les encanta la oportunidad de comportarse como aficionados normales y corrientes". Que sí, que los privilegios de reyes y príncipes están muy bien, pero cuando cambian el disfraz royal por la bufanda y la camiseta, son iguales que tú y que yo. Fanáticos. Nada más.