Federico X y Mary Donaldson continúan con su gira de presentación internacional como flamantes reyes de Dinamarca. El de los escandinavos está siendo un despliegue discreto y de perfil bajo: de momento, han visitado las monarquías hermanas de Suecia y Noruega, y basta. Se entiende el gesto de cortesía con sus vecinos y familiares, pero que en 5 meses solo hayan hecho estas visitas de estado es revelador. Quieren pasar tan desapercibidos como sea posible, limitando la exposición a territorios muy favorables, intentando que no se remueva el estercolero de las miserias íntimas que han hecho temblar las estructuras del estado. La línea de actuación prosigue con la elección de la tercera parada del tour, otro escenario idílico: las Islas Feroe. Un territorio independiente pero adscrito al reino danés, y donde se suponía que los monarcas se sentirían en casa. Pues no será así: no están los feroeses para recibir a reyes ni reinas.
La pareja real no es bienvenida. De hecho, ningún visitante a este enclave tan singular de 50.000 habitantes lo es. Ahora mismo aquello es un campo de guerra; un conflicto laboral a gran escala ha convertido un remanso de paz en un desastre: basura vertida en el mar, supermercados sin productos, gasolineras donde no queda ni una gota de combustible y constantes protestas en las calles de la capital, Tórshavn. La negociación del convenio colectivo con la patronal ha hecho estallar la ira de la clase trabajadora, comenzando una huelga sin miramientos y provocando el caos. Un caos en el que aterrizarán un Federico y una Mary que se huelen la tostada. Y quieren ahorrársela.
A estas alturas, la visita cuelga de un hilo. La Casa Real danesa, informan varios diarios locales, está siguiendo de cerca la evolución de la protesta y podría tomar la decisión de aplazarla, si las cosas no cambian radicalmente de aquí al 12 de junio. Dos días en el infierno, con gente enfadada protestando a cada paso de los reyes y habiendo de esconderse para no vivir situaciones comprometidas, no es el escenario más adecuado para Federico y Mary. Las noticias que llegan desde las Islas no son nada optimistas: la negociación está atascada, con acusaciones de bloqueo por parte de los dos bandos. Preveen 3 o 4 semanas vaga con los sindicatos en pie de guerra. Solo faltaría que aparezca por allí la comitiva real de Copenhague tras anunciarse que se han subido el sueldo para armar un buen escándalo.
El anuncio de la suspensión, dice el 'Seg Og Hor', está más que preparado y falta dar luz verde, cuando los asesores de los Glücksburg confirmen que la visita es poco recomendable. No será por esfuerzos, sin embargo, de las autoridades locales de las Islas, que habían anunciado que controlarían los efectos de la protesta con motivos del recibimiento a los monarcas. No tiene solución: la realidad de los que tocan con los pies en el suelo supera a la de reyes y reinas. Mejor en casa, que fuera llueve.