La corona danesa no remonta el vuelo. Dos meses después de la polémica coronación de Federico X, forzada por la infidelidad a su mujer Mary Donaldson, la calma no ha vuelto a Copenhague. O mejor dicho, hay tanta calma que los daneses empiezan a sublevarse. Hay una razón de peso: los nuevos monarcas han convertido su reinado en una descarada y eterna demostración de absentismo laboral. La agenda se ha quedado esquelética, sin contacto entre los cónyuges y con una facilidad para tomarse semanas de vacaciones que, francamente, no los está reconectando con una opinión pública más que enfurruñada. Sí, algo huele a podrido en la profundamente monárquica Dinamarca.
Los acontecimientos de los últimos tiempos a la dinastía de los Glücksburg han puesto patas arriba el aparentemente tranquilo país escandinavo. Después del escándalo de Genoveva Casanova en Madrid, que saltó durante la visita oficial de Felipe y Letizia a Dinamarca (ironías de la vida y de Jaime del Burgo), el colapso ha sido más que plausible. La agraviada Mary, madre de los 4 hijos del príncipe y abnegada embajadora de la Casa Real, se largó a su Australia sin intención de volver. Margarita, desesperada, enviaba emisarios a Oceanía con un trato que no podría rechazar. Un pacto de silencio para hacerla reina. Una negociación fructífera: Mary volvía por Navidad, y la noche de Fin de Año su suegra anunciaba la bomba: lo dejaba. Por primera vez en mil años de historia, un rey danés cedía al testimonio en vida. Una salida humillante, pero necesaria. Eso o el abismo. Después vino la rara, fría y teatral coronación, con aquellas escenas en el balcón del palacio de Christianborg. En definitiva, mucha plancha, mucho estrés y un cansancio insoportable. Así no hay quien reine.
Eso se desprende de la forma de actuar de Federico X y Mary de Dinamarca tras 75 días al frente de la institución. Sobre todo porque, según informan medios locales, resulta que se han vuelto a largar del país. Destino desconocido, viaje privado y en familia. Está muy bien, podrán explicar detenidamente a sus hijos qué pasa entre ellos y cuál es la solución a la que han llegado. Ahora bien, los daneses están sorprendidos porque acaban de llegar de otras vacaciones, en el apartamento de millonario que tienen en Verbier, la exclusiva zona alpina en Suiza. En aquella ocasión, ironías de la vida, pasaron al muerto de la regencia a Margarita, como quien deja el perro o las plantas durante las vacaciones para que las cuiden. Lo que pasa es que están abusando de la generosidad y la confianza de la señora... y del país. Margarita II es reina por tercera vez en su vida. Le llamarán "La intermitente".
Por todo lo expuesto, con el añadido de las informaciones sobre nuevas visitas de Federico a Madrid, la población local y los medios fruncen el ceño. El hecho de que rompan con la tradición de la misa de Pascua en la catedral de Aarhus no ayuda. Algunos ya han empezado a mostrar su disconformidad de manera pública. Justo antes de desaparecer del mapa, el matrimonio asistió a la Royal Opera House para la representación del 'Saúl' de Händel. El medio 'Her&Nu' explica que un individuo empezó a gritar"¡República ya!" a la llegada de los monarcas. Si bien destacan que nadie continuó con la protesta y que incluso lo riñeron, es significativo que lo que antes era respeto y silencio ahora se haya vuelto sospechas y griterío. No pinta bien, no.