La crisis de imagen de la corona en Dinamarca es galopante. Un país fervorosamente monárquico que, sin embargo, empieza a fruncir el ceño demasiado a menudo por culpa de su nuevo rey, Federico X. Su llegada al trono ha sido un escándalo de estado, y el arranque del reinado está poniendo de manifiesto una actitud vaga e indignante. Vuelven a estar oficialmente de vacaciones, endosándole la regencia por segunda vez en dos meses a una reina Margarita que se vio forzada a abdicar para enterrar la infidelidad de su hijo con Genoveva Casanova, así como la tentativa de huida de su mujer, Mary Donaldson. Las continuas escapadas de ocio y una agenda oficial raquítica acaban de confirmar que la singladura de Federioc puede batir récords de absentismo laboral.
El pueblo danés empieza a rebelarse lenta pero inexorablemente contra su Casa Real, a la que consideran inútil, carísima y nada confiable. Es lo que pasa cuando utilizas los recursos públicos para tus fechorías, y cuando engañas no solo a tu mujer, también a todos sus súbditos. Hace unos días, antes de la repentina desaparición del matrimonio real, fueron regañados por un republicano en la ópera de Copenhague. La banda sonora de Federico X no tiene nada que ver con la de Margarita II. Ahora bien, que tampoco se sorprenda nadie, porque el entonces príncipe, así como su hermano Joaquín, siempre han sido un imán de problemas. Determinados excesos los han perseguido siempre.
A Federico X, lo saben bien las cabezas pensantes de la dinastía Glücksburg, hay que venderlo bien a la población. Una operación de blanqueo poniendo toda la carne en el asador, aunque el titular de la corona parezca empeñado en dificultar este objetivo estratégico. Por eso se acaba de inaugurar una exposición en el Museo del Palacio de Amalienborg a mayor gloria del protagonista: "Federico X, rey del mañana". Curiosa nomenclatura, porque la muestra es retrospectiva. Fotos que repasan su trayectoria, y evidentemente siempre a favor de obra. Así y todo, se ha colado un detalle jugoso y que quizás no hacía falta incluirlo: un objeto personal de la época juvenil del hijo de la reina Margarita. La gorra con la que se graduó con 18 años. Un elemento lleno de simbolismo en Dinamarca.
La jornada de graduación, en la que los jóvenes llevan esta gorra, acaba siempre con una fiesta. Y, teniendo en cuenta la edad dels protagonistas, y el carácter de los países nórdicos, se traduce en un desfase. La gorra cumple un objetivo, la de testigo de la juerga. Los estudiantes firman y dedican textos a lo largo de la noche, pero también hacen marcas sobre su tejido para anotar diferentes "triunfos". Alcohol y faldas, según leemos en el digital danés 'Her&Us': "En la imagen de la gorra del estudiante, se puede ver que tenía dos cuadrados cortados en la parte interior, lo cual quiere decir que has bebido toda una caja de cerveza en un día". En su caso, dos. Queda por saber cuántas botellas o latas llevaba cada una, pero nos hacemos una idea del resultado sobre el organismo del príncipe. Sin embargo, la fuente apunta otra posibilidad: "También puede significar que has dado un beso a alguien que no habías hecho antes". Aplicamos el mismo método: al rey todo le gusta de dos en dos. En definitiva, que estamos ante Federico X, 'El Salvaje'. Todo se explica. Estaba predestinado.