El coronavirus ha completado su álbum de cromos real: Felipe VI, aislado y en cuarentena por un contacto estrecho con un positivo en Covid. No, el Rey no está enfermo, como tampoco lo estuvieron Letizia, Leonor ni Sofía. Pero todos ellos lo han visto pasar de cerca, y tendrá que hacer como todos los 'españolitos de a pie': quedarse en casa durante un mínimo de 10 días y cancelar su agenda oficial. Cierto: eso no supondrá ningún problema para al jefe del estado, como tampoco para el resto de mortales de sangre roja. Más bien, una buena excusa para cogerse dos semanitas (más) de vacaciones. Encerradas, sí, pero en un palacio, el del Príncipe, de 1800 metros cuadrados. Allí donde Leonor y Sofía pasaron el 'durísimo' confinamiento "como el resto de niños y niñas españoles".
La noticia ha sido una de las más comentadas en las redes sociales. Y aparte, evidentemente, de las manifestaciones de la parroquia monárquica, la mayoría de los mensajes son de mofa. Las carcajadas son la tónica general, con un invitado estelar que vuelve a la actualidad y a las quinielas de la sucesión: Froilán de Marichalar y Borbón. La remota posibilidad de que el futuro rey fuera el hijo de la Infanta Elena es extremadamente golosa para los republicanos: un monarca que deje al abuelo huido, adúltero y coleccionista de corruptelas Juan Carlos en un pardillo. El famoso "calienta, que sales" vuelve a nuestras vidas.
Froilán es el número 4 en la línea sucesoria, después de Leonor, Sofía y de su madre Elena, pero el número 1 en nuestros corazones.