La operación de blanqueo y "normalización" de la Corona española extiende sus tentáculos. Una campaña que ha hecho que Felipe y Letizia vistan "de calle", que vayan a Mercamadrid a chocar codos y que, en general, nos presenta a la monarquía como una familia tan normal como la del vecino del quinto. Son muy humanos, pero también superhéroes que luchan contra los peligros que inquietan a España. Qué suerte la de sus súbditos, a veces demasiado ingratos con la estirpe Borbónica. Por si acaso, 'El País' nos ha recordado la inmensa fortuna de tenerlos al frente del estado.
Cada palabra del mencionado reportaje produce incredulidad. Entre genuflexiones como "ser útiles. Aunque no siempre lo tengan fácil" y el paisajismo adulador con las sesiones de cine en Zarzuela, el lector acaba colapsado por el exceso de azúcar. Incluso disculpan el discurso del Rey sobre su padre, y el posterior en torno a la pandemia, dos ejemplos del estilo de la Casa Real. Todo lo hacen en favor de la patria y de sus ciudadanos, y basta. Pero los que dicen 'basta' son, precisamente muchos lectores, que no quieren que les tomen por tontos. El repaso es colosal.
Los cuentos de hadas están muy bien. Pero sólo son eso: historietas.