La Familia Real vive en un escaparate donde las apariencias lo son todo. Felipe y Letizia tienen que simular que siguen siendo un matrimonio unido porque lo exige el protocolo. Este lunes por la noche, cuatro días tarde, los reyes han viajado a Valencia para ofrecer apoyo a los vecinos que se han quedado sin casa. Lo que se estaba quemando era el matrimonio real por el escándalo Del Burgo pero Letizia y Felipe tienen que aparecer juntos para dar imagen de unidad en momentos de tragedias. Todo el mundo sabe que hacen comedia y el matrimonio cuelga de un hilo. Pero no se divorcian porque tienen que aparentar. Lo mismo sucede con el resto de la Familia Real, Cristina aparentó felicidad con Iñaki Urdangarin, que le había puesto los cuernos siempre, y los seis sobrinos de Felipe tienen que aparentar que se ganan la vida pero en realidad son herederos de una fortuna descomunal, calculada en 1800 millones de euros, acumulada de manera ilegal por su abuelo materno. No haría falta que trabajaran pero Zarzuela obliga a que los Marichalar y los Urdangarin hagan ver que tienen estudios y ejercen alguna profesión. Como pasó con Elena y Cristina, enchufadas en grandes empresas españolas por Juan Carlos. Ahora ha hecho lo mismo con los nietos, hasta donde ha podido.
De los seis sobrinos de Felipe solo uno ha conseguido trabajo por sus méritos: Pablo Urdangarin. Juega en la Liga Asobal de balonmano pero no es lo bastante bueno para hacerlo al mejor equipo del mundo, el Barça, y lo hace en el Granollers. La larga mano de la Zarzuela no llega hasta Joan Laporta. De los otros sobrinos Urdangarin, solo uno trabaja: el primogénito Juan, enchufado en una empresa del muy monárquico yerno de Aznar, Alejandro Agag en Londres. Miguel sigue estudiando e Irene no quiere estudiar y pasa un año sabático en Camboya. Caso aparte son los dos sobrinos Marichalar, que ni estudian ni trabajan. Victoria Federica va de alfombra roja en photocall jugando a hacer de Instagramer pero no tiene la fotogenia, ni la infraestructura ni los conocimientos para serlo. Y la oveja negra, Froilán, a quién la biógrafa de los sobrinos llama "Felipe", un nombre con el cual ningún lector reconoce de quién habla, acaba de quedarse en paro. Silvia Taulés explica en el capítulo de Froilán en el libro Los sobrinos del rey que cuando el chico era apercibido por alguien con autoridad su respuesta siempre era la misma: "Tú no sabes quién soy yo".
Froilán está haciendo vida de multimillonario en Abu Dhabi pero su abuelo lo enchufó en la organización de la COP28, la conferencia de Naciones Unidas contra el cambio climático. Una vez acabada este adulto de 25 años, sin pareja y con incontinencia alimentaria, vuelve a estar en el paro. No es que fuera uno de los máximos expertos mundiales en el cambio climático. Su función se limitaba a acompañar delegaciones arriba y abajo, como un miembro de rango muy bajo del staff. Froilán no tiene estudios, idiomas ni educación para altas responsabilidades en la ONU. Pero el abuelo lo tenía controlado. Ahora ni eso, en paro. Según Monarquía confidencial "Froilán se ha quedado en paro y Juan Carlos I le está ayudando encontrar otro trabajo en Abu Dabi. Fuentes del entorno del emérito cuentan que Froilán no termina de encontrarse en Abu Dabi. No acaba de encajar en aquel país. Su vida allí se reduce a trabajar y a pocos planes de ocio. Por eso, cuando regresa a España se desata. Se declara bastante saturado de su vida en Emiratos Árabes. Sigue sin congeniar del todo con la cultura, y no acaba de formar allí un grupo de amigos a su gusto. Su objetivo es residir en Madrid, donde tiene su vida".
El problema es que la herencia de 1800 millones no se puede abrir a España porque Hacienda investigaría el origen del dinero. Las dos herederas universales, Cristina y Elena, tienen que mantener residencia fiscal en el extranjero fuera de la UE para poder gestionar los 900 millones de cada hermana. Por eso Cristina reside legalmente en Suiza y no puede volver, y Froilán reside legalmente a los Emiratos Árabes y no puede volver. Solo tiene que hacer una cosa para la cual no hacen falta estudios ni trabajar: estarse quieto y heredar. Pero Elena y Zarzuela se temen que ni eso sabrá hacer.