La realeza europea vivió una jornada muy importante en Oslo. La capital de Noruega era el escenario de una celebración de campanillas: la fiesta solemne de bienvenida a la mayoría de edad de la princesa Ingrid Alexandra. La heredera cumplió 18 años el pasado mes de enero, pero han esperado 6 meses y al final de la pandemia para organizar un acontecimiento a la altura. La lista de invitados era enorme. Y las ausencias, muy significativas. Especialmente las relativas a la Corona española. Felipe, padrino de Ingrid, pensaba asistir con su familia: su mujer Letizia y las hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía. Unos planes, sin embargo, que quedaron en nada por una curiosa costumbre que últimamente vemos a menudo en Zarzuela: el rey y la reina hacen planes separados. "Tú a los toros, yo de cooperante a Mauritania" es uno de sus últimos hits.

Felipe en los toros / Europa Press
Letizia en Mauritania / EFE

Letizia no tenía ningún interés en volar hasta Oslo y compartir oxígeno, mesa y fotografías con sus homólogos. Entre otras cosas porque allí estaba su enemiga número 1, Marie-Chantal de Grecia, que desde lo que pasó en la Catedral de Palma le puso una cruz a la asturiana y le ha hecho diferentes trajes a medida. Tampoco es que soporte a los "familiares" de su marido, primos lejanos todos ellos. Y Noruega, país de origen de Eva Sannun, exnovia de 'El Preparao', no le hace mucha gracia. Por eso se quedó en Madrid dejando al monarca haciendo "de Rodríguez" en Escandinavia. Y claro, si no iba mamá gallina Letizia, ni hablar de dejar que sus hijas le acompañaran. Además tenía la excusa del final de curso de la primogénita en el internado de Gales: cómo se iba a que marchar a Oslo si la esperaba con ansia en su casa... Ahora bien, la falta de Leonor es un feo como una catedral en este universo: la fiesta era en honor a la futura reina de Noruega, como Leonor lo será (o no) de España o, por ejemplo, la princesa Amalia de Holanda.

Felipe en la foto de familia de la fiesta de Ingrid Alexandra / GTRES
La princesa Leonor fue una de las grandes ausencias, como la de Letizia / GTRES

El nombre de Amalia no ha sido escogido al azar, ni mucho menos. Lo decimos porque la heredera holandesa de 18 años acabó protagonizando un curioso papel en la ceremonia: el de acompañante de Felipe VI. La imagen es insólita: el español entraba a palacio del brazo de la joven princesa, sustituta por un día de Letizia Ortiz. La entrada, retransmitida por el canal público TV2 de Noruega y que RTVE recoge en un vídeo (de muy baja calidad, por cierto) en Youtube, nos permite captar la cara de circunstancias del Borbón, mirando al cielo con rostro extraño, descolocado.

Felipe VI del brazo de Amalia de Holanda, sustituta de Letizia / RTVE.es

Esta unión inesperada y sorprendente no duró demasiado, porque durante el discurso y la cena posterior el español se sentó junto a la princesa Mette Marit, madre de Ingrid, en la zona presidencial del acontecimiento. También estaba, muy cerca, la reina Máxima de Holanda, madre de su acompañante durante el paseillo protocolario. Allí Felipe dejó otra imagen bien curiosa para la posteridad, poniendo sus manos sobre las de Mette Marit, emocionada tras oír las palabras de su hija a los asistentes.

Felipe VI pone sus manos sobre las de Mette Marit / RTVE.es

La Casa Real española, la comidilla de la cena de gala. Siempre dando la nota.