Una de las imágenes más impactantes que se recuerdan del rey Felipe de las últimas semanas tuvo lugar hace unos días en Palacio, cuando Pedro Sánchez tomó posesión de su cargo y presentó sus respetos al monarca después de haber sido escogido presidente en la sesión de investidura del Congreso de los Diputados. En Zarzuela lo esperaba el Borbón para oficializar el cargo, el suyo y el del resto de ministros. Y todavía resuena en la memoria una imagen. Una cara. La de pocos amigos del rey al lado del líder del PSOE. Una cara de vinagre indisimulada, como si le estuvieran haciendo la depilación de la entrepierna pelo a pelo. Una cara que contrastaba con la sonrisa de quien tenía a su lado. Esta:

Felipe y Pedro Sánchez / Efe
Felipe y Pedro Sánchez / Efe

Una cara exageradamente ridícula, impostada y poniendo morritos. Una cara como aquella que hacen los niños pequeños cuando quieren expresar deliberadamente que están enfadados cuando sus padres no les dejan jugar o ver los dibujos. Un gesto impropio de alguien que en teoría, se tendría que mostrar imparcial con la decisión, primero, de los electores, y segundo, de los diputados después de los acuerdos y pactos de gobierno. El monarca tendría que no formar parte, pero con la cara pagaba. Seguro que hubiera preferido saludar y compartir habitación con sus amiguis Alberto Núñez-Feijóo o Santiago Abascal. Pero es lo que hay. Dos piedras. Ahora, días después, su entorno ha confesado el por qué de este ademán indigno.

Felipe en ningún momento ocultó su seriedad, es más, se vanaglorió de ella. Y este miércoles ha vuelto a coincidir con la persona con la cual no tenía ningunas ganas de sonreír. Primero, en el Congreso de los Diputados, con motivo de la apertura de la legislatura, y después, en la inauguración de la línea de alta velocidad, Madrid-Oviedo. Y según lo que explica Monarquía Confidencial, el rey ha vuelto a mostrarse expresamente distante con Sánchez en el acto del Hemiciclo, como hizo hace unos días, ya que según su entorno, "Hombre, tiene motivos para estarlo". Felipe, que ha aprovechado para pronunciar un discurso hablando de la existencia de una polarización política sin precedentes, ha hecho un llamamiento a los diputados y senadores a la unidad y el entendimiento, “Todos, sin excepción”. “Nuestra obligación, la obligación de todas las instituciones, es legar a los españoles más jóvenes una España sólida y unida, sin divisiones ni enfrentamientos”, ha dicho Felipe.

Según explica el citado medio, Felipe se reunía en un corrillo improvisado con algunos diputados para comentar el acto, y "Se vio cómo se acercaba Sánchez e intentaba intercambiar algunas palabras con el rey sin demasiado sin éxito, ya que Felipe VI decidió proseguir la breve conversación sin dirigirse concretamente a Sánchez". Fuentes consultadas insisten que la cara de pocos amigos de hace unas semanas no se deben a "la discrepancia y por la polarización política que se da en el país". Y es que el motivo es su hija: "sí le preocupa, en ese entorno, la figura de su hija, la princesa Leonor, como futura heredera a la Corona. El pactar  con los independentistas podría hacer peligrar la sucesión al trono”, comentan. “Felipe VI desde que subió al trono se ha propuesto proteger la Institución hasta el final”... Lo que le tendrían que preguntar a Felipe es cómo protegerá a la institución de ellos mismos.

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