Esta noche vienen los reyes magos. En todos los hogares habrá un vaso de leche, unos dulces o unos frutos secos agradeciendo los regalos de sus majestades y los pajes. En Zarzuela ponían billetes que Juan Carlos se guardaba en el bolsillo. En la casa real no les hacen falta coronas, barbas, capas ni camellos. Siempre han tenido lo que han querido y más.
Pero incluso allí han respetado la tradición de llenar de regalos a los niños de la casa, aunque tenían bastantes con ajustar las cuentas cada mes a cambio de los pacientes contribuyentes españoles que alimentan a los Borbones con sus sueldos. A Felipe lo han visto a menudo aprovechando los días anteriores para ir de compras. Años atrás se vio al rey en un El Corte Inglés de Pozuelo de Alarcón comprando unos puzzles 3D del taj Mahal, la Catedral de Santiago y la carabela Santa María de Colom, un robot MIP y una mochila de viaje para Letizia. Ya veremos este año que les cae a Leonor y Sofía. Pero de momento, la lista de regalos excesivos, prohibitivos y totalmente fuera de lugar la sigue encabezando Juan Carlos. Y dudamos de que nadie pueda superar lo que recibió cuando tenía sólo 9 años.
Entonces, el año 1947, explica la revista Vanity Fair que un grupo de monárquicos de Bilbao "le regalaron su primer velero, el Sirimiri. Luego él se lo pasó a sus hijos para que aprendieran a navegar". Carambas. Un barquito para un niño de 9 años. Cuando hay niños en España que no verán nada mañana cuando se levanten. Así se las gastan en Zarzuela. El citado medio también recuerda la única vez que Felipe ha hecho de rey. De rey mago. Fue cuando el entonces príncipe tenía 17 años y estaba haciendo la formación militar como alumno de la Academia Militar de Zaragoza.
"Se produjo una curiosa imagen en el salón de actos de la academia zaragozana. Durante las celebraciones de las fiestas navideñas y sus correspondientes funciones teatrales, antes de Nochebuena, el entonces príncipe se animó a participar disfrazándose de un famoso personaje bíblico. Don Felipe pudo vestirse 'anticipadamente' de Rey, en este caso, Gaspar". Lo explica José Antonio Alcina, quien hizo de tutor del príncipe... La cosa no ha cambiado tanto con los años. Ahora ya no le hace falta ningún disfraz, pero los regalos que compra se los seguimos pagando todos nosotros con nuestros impuestos.