Con las hijas separadas por un océano, con la pequeña, Sofía, que no quiere hacer formación militar como la mayor, y con Leonor ahora en Valparaíso, Chile, después de las fotos en bikini en la playa, los reyes Felipe y Letizia están haciendo también actividades separados, como la princesa y la infanta. A ella se la ha visto sin maquillar, despeinada, con dos móviles en las manos, caminando con prisas y una descripción extrañamiento faltona de la revista pro-monárquica ¡Hola!: "una cualquiera. Sin maquillaje. Tras sus gafas de sol. Con el pelo recogido en un moño alto, informal, sujeto con una pinza, de esos que se hacen de forma improvisada para estar cómoda. La mujer que describimos no llama la atención por nada en especial. De estatura normal, viste un pantalón vaquero negro de silueta momfit, suéter y bufanda alrededor del cuello del mismo color, trench verde militar, zapatillas deportivas y bolso de piel, también negro. Con la mano izquierda, sujeta un cuaderno grande y una 'tablet'. Con la derecha, su teléfono móvil, por el que no para de hablar. Podría ser cualquiera. Pero no lo es. Se trata de la Reina". On anava? "Llega a su destino, un centro de estética. Su fachada modesta, con carteles de ofertas visibles en el escaparate, se aleja de la idea del lujoso instituto de cuidados y belleza en el que nos imaginamos a la Reina".
Mientras tanto, ¿dónde han visto a su marido Felipe? Muy lejos, concretamente, en un hotelito de Gran Canaria, el 'Santa Catalina', un lugar paradisiaco de la isla, a solo cinco minutos del puerto deportivo de la isla. Rodeado de amplios jardines, lleno de lujo y distinción, piscina exterior, tres restaurantes, bar en el terrado, centro de bienestar, bañera de hidromasaje, baño turco y tratamientos de belleza, gimnasio gratuito y un spa, con unas suites que tienen un precio que supera los 260 euros por noche.
Pero lo que ha sido verdaderamente bonito no ha sido la forma de este lujoso hotel, sino una declaración de amor eterno a la cual ha asistido el rey. El Borbón está allí por una boda muy especial, la de su amigo íntimo Fernando León Boissier, cuatro veces regatista olímpico. Una visita privada sin Letizia, "que está rodeada del mayor sigilo", según 'Canarias7' y donde el monarca ha sido partícipe del amor de su amigo y su promesa Míriam en una finca en Casa Quintanilla, en Bañaderos, en el municipio de Arucas. León Boissier comparte con Felipe amistad y pasión por la vela.
Con 58 años, coetáneo del Borbón, obtuvo la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atlanta el año 1996. También competió en los JJOO de Seúl 1988, Barcelona 1992 y Sídney 2000. Fue justamente en la capital catalana donde él y el entonces Príncipe de Asturias fueron compañeros en el equipo olímpico de vela.