Los reyes españoles han vuelto a tener una de aquellas comidas pantagruélicas para homenajear a alguno de los ilustres invitados que les visitan en Zarzuela y para dar de comer al grupo de palmeros que no pierden la oportunidad de hacerse la foto y pasar por el besamanos, como Pedro Sánchez, Meritxell Batet, Isabel Díaz Ayuso o Miquel Iceta. Que no falte de nada, la casa es grande, deben pensar. Total, los que pagamos todo el berenjenal somos los contribuyentes con nuestros impuestos. Todo el mundo de gala luciendo sus mejores modelitos, todo el mundo perdiendo el norte para salir en la foto al lado de los monarcas, todo el mundo a punto para ponerse las botas. Eso sí, con prisa, porque según explicó Juan del Val, si te distraes y no te comes rápidamente lo que tienes en el plato, si Felipe acaba de comer, les sacan todos los platos a los invitados, hayan o no hayan acabado.
En esta ocasión, a raíz de su visita de Estado a España, los homenajeados han sido el jeque Tamim bin Hamad Al Thani, emir de Catar, y su mujer, la jequesa Jawaher bint Hamad bin Suhaim Al Thani. Para la cena de gala, Felipe y Letizia se pusieron, precisamente, sus mejores galas. Él, luciendo el collar del Toisón de Oro, tal como destaca Vanitatis. En cambio, ni el emir ni su mujer se pusieron la insignia de la orden de Isabel la Católica que les concedió el Gobierno a su llegada. ¿Y Letizia? Vestido nuevo espectacular con escote redondeado, mangas acabadas en campana y falda con evasé. Tul, hilos con dibujos arabescos color champagne rosado, bordados en cristales, obra del diseñador Gabriel Lage, argentino de raíces españolas. No fue la única cosa que estrenó. También unos pendientes de diamantes representando una hoja, un regalo de los cataríes a la reina.
Hecho el paripé del besamanos, turno para pasar al comedor a cenar. Letizia, siguiendo el protocolo habitual, se sentó al lado del presidente del Gobierno a mano izquierda, Pedro Sánchez, y con el emir Tamim bin Hamad Al Thani a mano derecha. Y Felipe, ante ellos, en la otra parte de la mesa, con la jequesa al lado. Suenan los himnos de los respectivos países y el monarca español toma la palabra para hacer el habitual discursito. Empieza a hablar en inglés, pero después del saludo inicial, empieza a hablar en árabe. Ha sido un breve momento, un par de frases y para de contar, quién sabe si fruto de una ayudita de su hija. Porque tal como escribe el citado medio, "Quizás el Rey pidió, vía videollamada, ayuda a Leonor, quien ya demostró en los Premios Princesa de Girona de 2019 que domina esta lengua, pues ha recibido clases desde pequeña". Sea como sea, no sabemos si Letizia estaba al corriente o no, pero la cara que pone mientras habla su marido, medio de sorpresa, medio de incredulidad, medio de admiración, es lo suficientemente significativa. Puedes verlo en el siguiente vídeo: