Felipe ha presidido como cada mes de marzo la inauguración de la feria de arte más importante de España, ARCO. Lo ha hecho con el piloto automático con su mujer, Letizia, a la que cada día omite más en todos los actos oficiales conjuntos. Mal denominados conjuntos porque son actos presididos por el rey donde la consorte asiste de comparsa y sin pronunciar discursos, su punto fuerte, ni abrir la boca. Habitualmente era el día más despampanante de Letizia, cuando lucía sus modelos más excéntricos, modernos y transgresores. Mítico el año que fue vestida como de reina, sí, pero reina del sado, una especie de Catwoman de cuero negro más propio de una Instagramer que de una reina. Era la antigua Letizia, la empoderada. La Letizia post-Del Burgo castigada por engañar a Felipe metiéndose en la cama de su cuñado, va vestida de monja en ARCO, con un modelo que pasaba desapercibido. Letizia novicia. Esta no es nuestra Letizia que nos la han cambiado. Eso sí, se han detenido ante una obra con el cuerpo de un hombre etendido en el suelo como medio muerto que parecía que miraran el cadáver de Jaime del Burgo:

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Felipe y Letizia miran un cuerpo en ARCO, CR
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Letizia novicia, EFE
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Felipe y Letizia ni se miran, EFE

EN Blau ha fiscalizado más de 50 fotos del acto y no ha encontrado ni una donde el matrimonio se mire a los ojos o muestre una brizna de complicidad. Entre Felipe y Letizia existe la misma distancia y frialdad que entre los dos Polos, el Norte y el sur. Son dos pingüinos en el ascensor en un escaparate que acostumbraba a ser el reflejo de la modernidad del matrimonio. En ARCO la exuberancia que aportaba la reina era foto de portada pero hoy parecen los nuevos Juan Carlos y Sofía, aburridos el uno del otro. Los cuernos son la guinda de 20 años de matrimonio que celebrarán en mayo como quien celebra un funeral. Letizia no ha perdido el brillo de los ojos pero no lo dedica a Felipe sino al ministro de turno. Cada acto de los reyes acostumbra a ir acompañado de un miembro del Gobierno y hoy tocaba el de Cultura, el barcelonés Ernest Urtasun, comunista, ecologista, feminista y que pasa por ser el más guapo del gabinete, presidente aparte, a sus 42 años. Hay más pasión en esta mirada de reina y ministro que en los últimos 3 meses de Felipe y Letizia. El ministro favorito de la reina:

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Letizia y Ernest Urtasun GTRES
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Letizia entre la cara de asco de Felipe y el guapo ministro, GTRES

Nueva Letizia redimiéndose de sus "pecados" de adulterio. En un matrimonio religioso como el de los reyes, es el segundo marido para la reina, y tratándose de alguien tan ultracatólico como Felipe, la infidelidad es pecado contra un sacramento que se considera sagrado y una injuria contra el Creador, según las Sagradas Escrituras. Eso convierte a Felipe en un hombre huraño, amargado y dolido. Para Letizia es un episodio normal dentro de un matrimonio que pasa por altibajos. Ahora toca aguantar. Pero si una cosa no se pone en duda de la reina es que es muy heterosexual. Y Urtasun tiene todo lo que le gusta: republicano, joven, feminista, ecologista y atractivo. Letizia haciendo cábalas en ARCO por si el rey le pide el divorcio. Su matrimonio sí que es un cuadro.

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