Este 12 de octubre, como cada año, Felipe y Letizia sacan el polvo a sus mejores galas, a los vestiditos militares, a las medallitas, y se emperifollan para presidir un día que en las españas está marcado en rojo en el calendario. El Día de la Fiesta Nacional, pregonan en Zarzuela. El Día de la Hispanidad, dicen otros, orgullosos. Pero mucho más acertado es bautizarlo como lo ha hecho a primera hora de la mañana el genial Jair Domínguez: "Feliz día del genocidio y la exportación de sífilis"... En la Casa Real van como locos para que todo salga bien, el desfile no tenga ninguna sorpresa como aquella vez que un paracaidista se despeñó con la banderita contra una farola. La cabra de la legión ya está peinada y alimentada, no demasiado, no sea que se ponga a hacer sus necesidades en medio del recorrido. Y la princesa Leonor, nerviosa por vestirse de soldadito español ahora que está haciendo la instrucción militar en una academia de Zaragoza.
Desde primera hora de la mañana no para de oírse "¡Viva España"! por las calles de Madrid, al paso del coche de los reyes Felipe y Letizia. Todo a punto para el paripé anual del desfile. No será, sin embargo, el único acto previsto para esta jornada. Después, la fiesta continuará en el Palacio Real de Madrid, para diferentes autoridades y ciudadanos, que, como decíamos, este año contará por primera vez con la presencia de la princesa. Según la agenda de la Casa Real, la recepción empezará a la una y cuarto del mediodía, cuando los monarcas y su hija irán saludando uno a uno a los palmeros que quieren salir en la foto. El Salón del Trono del palacio, asistirá, pues, a un nuevo besamanos por parte de las diferentes autoridades e invitados. El año pasado fueron más de 2.500 invitados. Vanitatis recuerda que "Por desgracia, a no ser que seas uno de los invitados al Palacio Real, la parte del besamanos no está abierta al gran público. Al contrario que el desfile de las Fuerzas Armadas y cuerpos de seguridad del Estado, al que se pueden acercar todos los españoles".
El citado medio, sin embargo, además de recordar este dato, explica otro que nos ha sorprendido. Básicamente, porque si una cosa tienen que hacer los reyes, si una sola y puñetera cosa tienen que hacer los reyes, es ir saludando al personal. No tienen demasiada cosa más a hacer. Pero, pobrecillos ellos, resulta que les cansa saludar tanto y tan seguido y el año pasado, y se espera que este año pase lo mismo, "los Reyes necesitaron hacer cuatro descansos para poder estrechar las manos de todos ellos"... Cuatro descansos, haciendo esperar a los invitados, porque los Borbones tenían que descansar... Descansar de dar la mano. Hay que tener poca vergüenza y mucha jeta. No una, ni dos, ni tres... cuatro pausas, cuatro breaks, con todos los invitados allí haciendo cola mientras esperan que sus majestades se dignen a volver a hacer ir la muñeca y encajar la mano a sus súbditos... Y ellos, ir tragando.
España, país de pandereta. Y de palmeros.