Dicen que el mar, cuanto más tiene, más brama. Pues eso es lo que pasa con algunos de los invitados de alto standing que fueron a la boda del entonces príncipe Felipe con Letizia Ortiz. Este viernes 22 de mayo hace 16 años que el futuro rey y la periodista se casaban en la Almudena de Madrid. Una celebración de la cual hoy se recuerdan muchas curiosidades. Pero hay alguna que tendría que hacer avergonzar a algunos invitados al enlace.
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Mucho ha llovido desde aquella boda. Tanto, que hay grupos de amigos de Felipe que entonces fueron, que ahora no serían invitados. Amigos que se referían a Letizia con mucho menosprecio: "la jolines". Y otros invitados que si Felipe y Letizia se volvieran a casar hoy, no irían ni con pintura. Básicamente porque no los volverían a invitar.
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Por ejemplo, según recuerda Paloma Barrientos en Vanitatis, Víctor Manuel de Saboya y Amadeo de Aosta. Dos invitados. Dos pretendientes al desaparecido trono italiano. Dos hombres que casi llegan a las manos: "En el almuerzo nupcial hubo pelea tabernaria". Incluso les tuvo que separar la tía de Felipe, Ana María de Grecia. Juan Carlos, irado, les recriminó: "Nunca más".
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Hablando del emérito, por una vez quien alargó la mano más de la cuenta no fue él, sino muchos de los invitados al enlace. Porque tal como recuerda el medio, entre los 1.700 invitados hubo más de un ladrón. A la hora de hacer el recuento del menaje, desaparecieron cubiertos, platos de pan y saleros. Curiosamente, todos ellos de plata. Unos robos que quizás alguien justificó como hurto con valor sentimental. Pero unos robos miserables y roñosos al fin y al cabo. Esta es la aristocracia de este país.