El jefe del Estado cumple medio siglo y lo celebra enseñando su vida familiar. Felipe VI soplará 50 velas el martes 30 de enero y el acto oficial para celebrar el aniversario consistirá en imponer a su hija mayor, la princesa Leonor, el Toisón de Oro, un collar que representa una de las distinciones más antiguas de la Corona. Se pretende simbolizar el ingreso de la princesa en la vida pública española, a sus 12 años. Se hará con la reticencia de la reina Letizia, que ve a Leonor muy niña para entregar ya los premios princesa de Asturias. Pero para Zarzuela es urgente representar la continuidad de la monarquía en la figura de la heredera.
El retorno a la imagen más familiar y menos política de Felipe se produce en un momento en que vuelve a cuestionarse la legitimidad democrática de la monarquía. El problema ya no es si Juan Carlos era más o menos infiel sino el papel de la institución misma. Con las críticas recibidas para enviar a Felipe VI a Davos a representar España en una cumbre económica en lugar de un cargo escogido en unas elecciones, el rey se recluye en su mujer e hijas. Suministra decenas de fotografías hechas estas fiestas de Navidad, especialmente del día del discurso en que el monarca volvió a advertir al independentismo.
Aparte de mostrar el único acto que Zarzuela prepara sin la intervención de Moncloa, el discurso de Nochebuena, se ha querido dar una imagen de normalidad de la familia Borbón-Ortiz, con los cuatro miembros comiendo cocido, pescado y agua al lado del gran ventanal en una mesa redonda o las niñas vestidas para ir a escuela.
El mismo día, martes 30 de enero de 2018, que Felipe hará medio siglo y Leonor empieza a hacer ejercicios de calentamiento en la banda para sustituir a su padre, el Parlament de Catalunya escogerá al próximo president de la Generalitat. Y será un independentista. El regalo de Cataluña al jefe del Estado español.