Este miércoles no es un día cualquiera. Porque este miércoles es 14 de febrero, San Valentín, el Día de los Enamorados para los anglosajones y en buena parte de las españas. En Catalunya nos gusta mucho más el 23 de abril, Sant Jordi, como representación del amor entre parejas, rosas y libros a tutiplén, pero vamos a lo que vamos. Este 14 de febrero, las parejas se hacen regalos, se sorprenden con obsequios, ramos de flores y sorpresas románticas. Las parejas que se aman, claro está. No sabemos si es el caso (no tiene pinta) de Felipe y Letizia.
Los monarcas pasarán este San Valentín en Catalunya, quizás así se libran de hacerse regalos, ya que aquí no se le da demasiada importancia, como decíamos, a este día. Difícilmente el Borbón le hará a Letizia un regalo como el que la emocionó hace unos años, tal día como hoy, cuando un ciudadano anónimo, en un acto institucional de los reyes, le regaló a la asturiana un pequeño globo en forma de corazón. No parece este el 14 de febrero más lleno de amor en Zarzuela. El escándalo Del Burgo, con los mensajes y fotos publicados por el examante de Letizia, el empresario navarro, han establecido encima de las cabezas reales la sombra del adulterio, y por mucho que hagan el paripé, no parece que el matrimonio pase sus mejores días.
Felipe no parece enamorado de Letizia y cada día que pasa demuestra el respeto que le hace y cómo teme sus demostraciones de mala sombra, de orden obsesivo, de control total que siempre quiere tener. Felipe sabe que cuándo una cosa no se hace como a Letizia le gusta, ya te puedes poner a correr o a esconderte detrás de las cortinas de palacio. Y ahora lo hemos vuelto a comprobar. ¿Con qué motivo? Con unos paneles, unas esculturas dedicadas a los reyes en los jardines de Zarzuela. Se acaban de instalar unos retratos de los reyes. No nos referimos a las fotos de Annie Leibovitz, sino a unas esculturas de un artista mallorquín, Lolo Garner, unos regalos a los monarcas. Sendas figuras en acero de grandes dimensiones, con el rey poniendo una evidente cara de asco al detectar la imagen de su mujer a lo lejos.
Felipe, con la cara paga. Pero todavía es más jugoso lo que explica Vanitatis. Hace tres años, en el 2021, el autor les regaló la escultura del rostro de Felipe, de 2,20 metros de alto, 2 metros de ancho y 400 kilos de peso. La Casa Real la instaló el verano pasado en los jardines, y desde hace unos días, la de Letizia lo acompaña. Pero es sensacional saber que el artista le dijo al rey: "Majestad, la escultura de su esposa me ha quedado mejor y creo que ha superado a la suya", probablemente para hacerle la rosca al monarca. ¿Y qué dijo él? Una expresión que le salió de dentro, que demuestra el terror que le provoca la posibilidad de que Letizia se enfade: "Más nos interesa a los dos que le guste"... No hay que añadir nada más.