Este miércoles de vuelta a la normalidad, una revista del corazón ha enfurecido a la Casa Real española. Fuego amigo, en teoría: las fotos y la crónica de la fiesta de cumpleaños de Juan Carlos en Abu Dabi, celebrada a todo trapo y con numerosa y curiosa participación de familiares, amigos y VIPS que pasaban por allí. Todos menos, evidentemente, Felipe, Letizia y las hijas Leonor y Sofía. La otra royal family, que no soporta a la otra facción. '¡Hola!' tenía la exclusiva, vete a saber cómo y por qué (Pilar Eyre tiene una idea bastante clara, las ha pasado el propio emérito), y las ha hecho públicas haciendo la croqueta y la pelota más gigantesca posible.
El petardazo eclipsa a los depositarios de la Corona y a su agenda oficial, esa tan premiada por clasificaciones mundiales y que al final es el pretexto y la cortina de humo para tapar, precisamente, las miserias del chismorreo borbónico. Cosas como Jaimes del Burgos de la vida. Felipe VI y la reina Letizia tenían una cita a León, a un Colegio de Educación Infantil y Primaria. Entre chavales, vaya. Otorgaban el premio Princesa de Girona a la Escuela del Año 2022 (sí que han esperado para darlo, sí), y todo tenía ir como la seda. Estampas de realeza enternecedora, atendiendo a los niños y proyectándoles la pureza de la institución y la patria que representan. Han intentado hacer este papel, y ha salido así, regular. Hay mucha plancha y cualquier toque desestabiliza la barca. La tormenta es perfecta y no da tregua.
A pesar de los esfuerzos de las últimas semanas por parte de Felipe y Letizia por aparentar normalidad y armonía, la realidad es que no siempre lo consiguen. La tensión siempre acaba saliendo por alguna rendija. Durante la famosa comida de reconciliación falsa por el aniversario de Elena, las instantáneas captadas por los fotógrafos antes de que la pareja llegara a la puerta del restaurante eran cualquier cosa menos serenidad y relax. A Letizia tampoco la vimos mejor durante la Pascua Militar. Está tocada. Como será la cosa que incluso la ministra de Defensa, Margarita Robles, la mencionó de manera sorprendente durante su discurso, con una cita que remite al escándalo de su excuñado y examante. El elefante está en la habitación. Y Juan Carlos no deja de desafiarlos.
130 niños han sido testigos de este ambiente enrarecido entre Letizia y Felipe. Serios, distantes a veces, con la mirada perdida. Incómodos, deseando que acabara el compromiso. Venían de desayunar con el número de '¡Hola'! calentito del quiosco, y ya les habían estropeado la jornada. Otra vez, como en Dinamarca, pero con artillería familiar. Han puesto el piloto automático para salvar la papeleta y acabar el acto de confraternización con las futuras generaciones de españolitos, pero el viaje de vuelta a Madrid habrá sido movido. Últimamente, todos lo son.