El coronavirus tiene los días contados. La maldita molécula que está masacrando el mundo no se esperaba el movimiento definitivo que acabará con él. El 'recluta' Felipe se ha puesto al frente de la operación Balmis, la estrategia militar española contra la pandemia. Bien, más que ponerse al frente, utilizaremos la definición de la agencia EFE: "conocer la labor del Ejército". Ejem. El caso es que el Borbón, emulando a Superman, ha entrado vestido de civil (de sangre azul) en una cabina telefónica de Zarzuela y ha salido tuneado con el uniforme de capitán general de las Fuerzas Armadas. Así se ha dirigido al cuartel donde se coordinan sus subordinados. "Salvados", grita España al unísono.
Se ve que tanto tiempo confinado en casa, pensando como librarse de las corruptelas del padre Juan Carlos (quien por cierto, podría haber sido contagiado por el Covid-19), que ha perdido de vista el calendario y ha pensado que era tiempo de carnaval y disfraces. Así que, vestido de camuflaje, se ha marcado un nuevo episodio propagandístico en la línea de su vergonzoso discurso de hace un par de semanas. Es su forma de "arrimar el hombro": poner el piloto automático y soltar una charla vacía dirigida a su fandom. El resto de ciudadanos del reino, sin embargo, no hacen sino constatar que eso de la monarquía es incorregible, y que sólo sirve para espolear a ultras y exaltados, que los encontramos en abundancia: "mañana sale de torero, creerá que así olvidaremos los millones que nos deben, postureo, no lo veremos en primera línea, está loco por tener su 23-F...". Que elija la que más le gusta. Esperemos que no sea la del exmarido de Ana Rosa, que se muere por un golpe militar dirigido por Zarzuela.
Felipe, a la suya, haciendo papelones. "Sin novedad en el frente". ¡Ar!