Esta mañana de viernes se ha producido un hecho curioso en clave borbónica. Curioso por no decir extraordinario, y por partida doble. Primero, porque no estaba agendado, y segundo, porque tradicionalmente, quien lo protagonizaba siempre era o la reina Sofía o la infanta Elena. Esta vez, sin embargo, quien ha querido estar ha sido el mismo rey Felipe. ¿Dónde? En el "Besapié a la imagen de nuestro Padre Jesús Nazareno, 'Cristo de Medinaceli'" en la basílica de Jesús de Medinaceli. Vaya, vayita, cómo se nota que hay un nuevo jefe en la Casa Real, Camilo Villarino. En un momento donde muchos lo señalan por no haber hecho nada por evitar que Pedro Sánchez concediera la amnistía a los indepes, los ultras de las españas sacan fuego por las muelas. Quizás para calmar las aguas, Felipe ha hecho lo que ha hecho este viernes.

Felipe, en la basílica de Jesús de Medinaceli / Casa Real
Felipe, en la basílica de Jesús de Medinaceli / Casa Real
Felipe, en la basílica de Jesús de Medinaceli / Casa Real
Felipe, en la basílica de Jesús de Medinaceli / Casa Real
Felipe, en la basílica de Jesús de Medinaceli / Casa Real

Y es que no tenemos que olvidar que España es un país aconfesional. Lo dice la Constitución en su artículo 16, que ninguna confesión tendrá carácter estatal, es decir, todas las religiones tienen la misma protección, en teoría, en España, por lo tanto, no tendría que haber ninguna religión con más privilegios que otros, ni gestos explícitos como sí demuestra hacer el Borbón. Y a las pruebas me remito. Desde Zarzuela se llenan la boca con que "d​esde hace más de 300 años la Familia Real hace visible esta tradición, en la que uno de sus miembros acude a la Basílica de Nuestro Padre Jesús de Medinaceli, el primer viernes de marzo, para venerar su imagen", una de las cinco basílicas que hay en Madrid, famosa por su Cristo de Medinaceli, cristo nazareno del siglo XVII de gran devoción entre los madrileños, tal como pregonan en la casa real. Y hacia allí que ha ido Felipe, en un gesto inequívoco por tener contento a quién le interesa tener contento.

Viendo estas fotos observarán una notable ausencia, la se su mujer Letizia. Ni estaba ni se la esperaba, gesto que ha sulfurado a los monárquicos en la red, que al ver al Borbón a solas, sin su mujer, han empezado a convulsionar y no se han cortado a la hora de menospreciar a Letizia y dejarla a la altura del betún por haber osado no ir también a la basílica. La red, dividida entre los habituales palmeros que aplauden todo lo que haga el monarca, insultando a Letizia, y los que le han cantado las cuarenta por el acto de hoy:

Veremos si algún día llega el milagro de que deje de haber monarquía.