La crisis del primer matrimonio de España, la de los reyes Felipe y Letizia, es como la de cualquier pareja: con luces y sombras, con rumores, terceras personas, hijos menores y mayores de edad y sobre todo intereses económicos y de poder. Hay una realidad que Zarzuela no quiere esconder: el tiempo de Letizia ha pasado. Los reyes hablan a través de su agenda oficial, que fijan Zarzuela y Moncloa. Todos los organismos con poder, incluyendo al rey, se han puesto de acuerdo en una cosa: es hora de dejar paso a Leonor como la figura esencial de la Corona. Tienen la suerte que es muy fotogénica, discreta y aprende deprisa, la han educado de la manera más adecuada para evitar que protagonice no ya escándalos sino ninguna salida de tono. Leonor siempre está en su sitio, perfecta. En contraste, ya hace tiempo que Letizia molesta, su imagen está en decadencia no solo por el contraste con la joven princesa sino por sus errores propios. El más grave: dejar que un amante, Jaime del Burgo (54 años) haya explicado en público su aventura extramatrimonial. Letizia está sentenciada. Zarzuela y Moncloa la consideran amortizada.
Este miércoles EN Blau se fija en la portada de la revista Hola, la Biblia de la monarquía, el Who is who de la Familia Borbón. Asocian la victoria de España en la Eurocopa con Felipe. Sale el rey poniendo una cara eufórica que parece un anuncio, y en pequeño las dos hijas con la camiseta de la selección. Letizia no aparece en ningún sitio. Precisamente la última portada de Hola con Letizia sin Felipe es de hace un año, el verano de 2023 con ocasión de la presencia de la reina y su hija pequeña en la final del Mundial femenino en Sidney. Desde entonces Letizia no ha vuelto a salir nunca en Hola si no es en pequeño, a escondidas y siempre detrás de Felipe. Desde diciembre con el escándalo Del Burgo Hola ha recibido instrucciones, o no le hace falta porque ha entendido las señales que llegan de Zarzuela: Letizia está fuera.
EN Blau lo ha explicado: el matrimonio de los reyes está acabado. Lo está desde la perspectiva clásica, de pareja que sigue unida porque se ama, guardándose fidelidad. El asunto Del Burgo lo ha hecho explotar en público, nadie se explica que Felipe y Letizia sigan casados después de saberse todo. Felipe supo en tiempo real que Letizia le era infiel, cuando los escoltas de la princesa le explicaban las idas y venidas con Jaime del Burgo. Felipe lo sabe desde 2010, cuando sucedió todo. EN Blau publicó una noticia en julio de 2018 que se titulaba Zarzuela paraliza el divorcio de Felipe y Letizia hasta que Leonor cumpla 18 años. Estaba todo preparado en Zarzuela para firmar el divorcio cuando Leonor juró la Constitución en noviembre del año pasado. Leonor, al ser mayor de edad, ya no necesitaba regencia si Felipe tenía que abdicar por el escándalo. Sería reina, no había peligro. Pero entonces salió Jaime del Burgo y una ola de solidaridad, especialmente feminista, protegió a Letizia. Los monárquicos no la quieren pero las izquierdas y las mujeres la protegen del ataque de su antiguo amante. Convirtieron un vulgar asunto de cuernos en un asunto de machismo. Zarzuela ya no ve claro el divorcio que dejaría a la reina arreglada económicamente pero desamparada a ojos del pueblo, expulsada de Zarzuela. Y Felipe no quiere ser el primer rey divorciado de Europa. Seguirán casados pero haciendo vidas autónomas separadas.
El matrimonio no está acabado desde el diciembre cuando estalla Del Burgo sino desde hace años, cuando Felipe se entera del adulterio. Letizia ha jugado la carta victimista dejando que la proteja la prensa y la opinión pública y se ha convertido en un símbolo del feminismo. Están condenados a estar juntos pero con un nuevo rol: Letizia de reina madre. Camilo Villarino, nuevo jefe de Casa Real puesto allí para arreglar este escándalo, no le debe nada a Letizia. Con mano de hierro y guante de seda ha ido apartándola y poniendo en el centro de la foto a las hijas, especialmente a la mayor. Letizia vive un drama: orgullosa y al mismo tiempo envidiosa de Leonor, la que le está quitando el sitio. Cada vez que la prensa alaba a la princesa de 18 años es un dardo a Letizia, un clavo en su ataúd. No se divorciará porque le encanta ser reina, pero ahora es una reina a pie de página, en un rincón, tres pasos tras el rey y sus hijas. Letizia vuelve a ser la señora Ortiz.