La preocupación es máxima para Felipe VI. El monarca continúa con su agenda repleta de compromisos institucionales y tiene poco tiempo para estar en Zarzuela, solo por las noches y en muchas ocasiones llega cansado. Tiene un gran peso de responsabilidad. El grueso de su actividad aumentó cuando Leonor y Sofía se fueron a estudiar fuera de Madrid. Sin embargo, su corazón está dividido entre la corona y la familia. Como sus hermanas, Cristina y Elena, el marido de Letizia está preocupado por la salud de sus progenitores, sin olvidar a Irene de Grecia, que ha sido una segunda madre para ellos. Los tres son octogenarios, y empiezan a presentar problemas típicos de sus edades.
Juan Carlos I vive en Abu Dabi desde hace cinco años. Felipe VI tiene que tomar una decisión muy complicada respecto a este tema, porque sabe perfectamente que su padre no puede morir fuera de España, pero tampoco quiere que su regreso afecte a la corona. Se encuentra en una encrucijada. Por otro lado, el emérito está muy triste. Acaba de recibir una de las peores noticias, sus tratamientos con medicina regenerativa ya no surten el mismo efecto y terminará sus días en una silla de ruedas. No podrá evitar la imagen que no quiere que vea nadie.
La reina Sofía tampoco está pasando sus mejores años, por ello Felipe VI ha ampliado su agenda institucional para que esté más entretenida y se despeje, fuera de Zarzuela, ya que ella no quiere abandonar el palacio por lealtad a la corona y a su hermana, quien vive con ella, pero es un infierno. La emérita está muy triste por los últimos acontecimientos de estos dos años, entre ellos la enfermedad de Irene de Grecia y el fallecimiento de su hermano Constantino.
Felipe VI no puede respetar las últimas voluntades de Irene de Grecia
Pero ahora mismo donde Casa Real se esfuerza más en su servicio sanitario es en Irene de Grecia. Hace algo más de un año se confirmó que la tía Pecu padecía Alzheimer, la enfermedad del olvido, y en su caso está avanzando demasiado rápido. De hecho, en sus últimas apariciones ya se pudo ver a la hermana de la reina Sofía en silla de ruedas, con la mirada perdida y el rostro demacrado. Desde entonces no ha vuelto a aparecer. Permanece encerrada entre las paredes del palacio de la Zarzuela atendida las 24 horas del día por enfermeras especializadas y con la visita de los mejores neurólogos de España.
Irene de Grecia quería morir en Grecia cuando tenía la cabeza lúcida. Era uno de sus mayores deseos, pero no sabía que acabaría así. Felipe VI siente con mucho dolor no cumplir con las últimas voluntades de su tía, pero es por su bien, tal y como le ha hecho saber a la reina Sofía, que comprende su decisión, ella tampoco quiere separarse de su hermana aunque ya ni la conozca.
