En la memoria de los catalanes permanecen grabados dos días de aquel octubre de 2017: el 1 y el 3. Cuarenta y ocho horas después de que las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado golpearan votantes del referéndum, el jefe de este Estado que no pudo impedir la votación salió a hablar. Mucho se ha escrito sobre aquel discurso: Rajoy no lo quería, Felipe fue por libre y Letizia fue la inspiradora para ponerle más  "cojones" (como reveló Pilar Urbano a En Blau). Felipe sopla las velas de aquel día, que considera su 23-F, y fuentes de Zarzuela han hablado para un digital, El Español.

Y el mensaje que sale de la Corona dos años después es peor. No rectifica la infamia de aquel discurso sin ninguna referencia a los golpes recibidos por la población. Fue el día de la desconexión (¿definitiva?) del rey con la Catalunya que esperaba más.

Sergi Alcàzar

Esto declara ahora Casa Real "El Rey no se arrepiente de nada de lo que dijo en su discurso ¿cómo se va a arrepentir? (...) No cambiaría ni una coma (...) arropó a todos esos catalanes que se estaban sintiendo completamente abandonados (sic). El gobierno Rajoy tuvo dudas. La decisión estaba tomada el mismo 1-O, ese día avisó a Moncloa que quería dar un paso al frente para que España se viera como un país serio. Viendo las cargas policiales, jamás dudó".

EFE

El rey, en palabras de sus colaboradores de Zarzuela, añade"No cambiaría nada del discurso. Y mucho menos con todo lo que está pasando y ha pasado en los últimos días en el Parlamento de Cataluña. Fue firme en un momento en el que había que serlo, mostrando que la Jefatura del Estado arropaba a la Constitución (..) La Generalitat cometió una deslealtad inadmisible’. El rey Felipe sentencia este 3-O, por boca de sus portavoces: "Según sea la reacción a la sentencia en Catalunya, si tiene que volver a hablar, hablará".