La conmemoración de los 10 años de reinado de Felipe VI y Letizia nos va dejando estampas singulares, como la primera aparición pública de la Familia Real adulta (a Sofía le queda menos de un año para alcanzar la mayoría de edad) en el balcón del Palacio Real. No ha sido ningún acto multitudinario, todo lo contrario. Solo un puñado de personas con sombrero Panamá con la rojigualda han sido las escogidas para ocupar las gradas del patio de armas y seguir, en primera línea, el espectáculo castrense, equino y anacrónico del cambio solemne de guardia. El resto podía verlo por televisión, gracias a TVE, y disfrutar o sufrir el enorme despliegue de efectivos militares. Desde cañones, a infantería, la Patrulla Águila y sobre todo mucha, mucha caballería.
Felipe, Letizia, Leonor y Sofía han competido en términos de atractivo con la presencia de los animales: 86 caballos, 59 del 'Escuadrón de Escolta Real' y 27 de la 'Batería Real', según informa la página web de Zarzuela. Una concentración importantísima, exhibiendo la belleza y disciplina de estos ejemplares, incluso de los accesorios dependiendo de su función en el espectáculo. Unos tiraban de carruajes, otros iban montados por coraceros, algunos se mantenían inmóviles custodiando la puerta de entrada del patio... Muy cuqui. Lástima que no cuiden los detalles, así, como norma general.
A partir de este momento, este texto parecerá una lección didáctica de infantil o primaria: ¿qué hacemos los animales? Caca. Algunos incluso hemos evolucionado para aprender a hacerla cuando queremos y donde es menester. Y no hablamos solo de personas, también de perros, o gatos. Pero los caballos, pobres, lo hacen cuando es demasiado tarde pare esperar. Y no importa que sea un aniversario real; cuando toca, toca. En ningún caso podemos atribuir falta de educación alguna a los autores de las defecaciones, pero sí que podemos hablar de dejadez, pasotismo y poco cuidado en general de los responsables de esta coreografía real tan solemne. Resumiendo: que la plaza estaba llena de boñigas, y no precisamente pequeñas. Ni colocar sistemas de auto-recogida, ni tampoco ningún recluta con la escoba y un cubo limpiando la zona. Así, en plan salvaje. Y asqueroso. Sobre todo en un momento determinado.
Ver la cara de forzudos, barbudos y aguerridos soldados de Españñññña caminando entre excrementos no sería la imagen que quedará mejor para recordar una coronación, pero es lo que tendrá Felipe en el vídeo que le pasará TVE para que lo guarde para siempre. Una colección de boñigas chafadas, ensuciando los uniformes de gala y las patas de los animales, que contrastaban de manera indisimulable con los tonos blanquecinos del Palacio Real, acentuados por el sol de mediodía. La peor estampa para revolver el estómago antes de ir a comer. Espantoso.