Desde que llegó al mundo, Felipe VI fue el centro de todas las miradas en la Casa Real. Como único varón entre las hijas de los reyes eméritos, las expectativas sobre él eran inmensas. Pero detrás de las sonrisas en las fotos oficiales y los protocolos impecables, se escondía un niño que, según los expertos, era todo menos fácil de manejar. Fuentes cercanas a Zarzuela aseguran que desde pequeño Felipe mostró un carácter caprichoso y desafiante. Era altivo, contestaba mal y mostraba comportamientos propios de un niño mimado.

En su adolescencia, la situación no mejoró. Los rumores de la época lo pintaban como un joven rebelde que aprovechaba su posición para evadir responsabilidades. Según Pilar Eyre, reconocida periodista especializada en la realeza, Felipe VI “era muy perezoso, se le pegaban las sábanas y se quedaba dormido en clases", algo que escandalizó a quienes esperaban que el futuro rey tuviera una conducta ejemplar. Pero lo que realmente preocupaba a Juan Carlos I no eran las notas de su hijo, sino su actitud. Altanero, déspota y testarudo, Felipe era un reflejo de lo que un monarca no podía permitirse ser.

Felipe VI de niño
Felipe VI de niño

Psicólogos y mentores: el plan secreto para moldear al futuro rey

Ante la gravedad del comportamiento de Felipe VI, Juan Carlos I tomó medidas drásticas. Decidió rodearlo de los mejores profesionales para corregir su carácter. Psicólogos, tutores y mentores se convirtieron en parte de la rutina del joven príncipe. La tarea no fue fácil. Felipe tenía arrebatos de ira y un comportamiento difícil de controlar, pero los esfuerzos de su equipo lograron, al menos en apariencia, un cambio significativo.

Además de la terapia, el monarca fue sometido a estrictos programas de formación en las academias militares, un recurso que ahora sigue su hija Leonor. Sin embargo, el joven Felipe nunca fue un estudiante ejemplar. Fuentes cercanas aseguran que prefería rodearse de amigos de dudosa reputación, descritos por algunos periodistas como "pijos, vividores y personajes impresentables." A pesar de ello, la Casa Real trabajó arduamente para lavar su imagen, y los resultados están a la vista: hoy, Felipe VI es uno de los monarcas mejor valorados de Europa.

Felipe VI y Juan Carlos I
Felipe VI y Juan Carlos I

Felipe VI y su lucha interna: las heridas emocionales que nunca sanaron

El carácter complicado de Felipe VI no desapareció por completo. Aunque logró dominar su temperamento en público, fuentes internas aseguran que el rey continúa haciendo terapia hasta el día de hoy. Su esposa, la reina Letizia, no lo ha tenido fácil, ya que el carácter reservado y distante del monarca ha sido motivo de tensiones en su matrimonio. Felipe es un hombre marcado por su pasado, y sus problemas emocionales han dejado huella en su vida personal.

Mientras la Casa Real mantiene una narrativa oficial de perfección, las sombras del pasado del monarca persisten. Desde su infancia difícil hasta los conflictos matrimoniales con Letizia, Felipe VI sigue siendo un hombre complejo que, según fuentes cercanas, lucha día a día por mantener su posición como símbolo de estabilidad para España. Sin embargo, detrás de la corona hay una historia que muchos prefieren no contar. Cada vez más detalles salen a la luz, revelando que el camino de Felipe VI hacia el trono ha estado lejos de ser un cuento de hadas.