24 horas y todo habrá acabado. La conmemoración del 10.º aniversario del reinado de Felipe VI y Letizia, el 19 de junio de 2024, parecía un espejismo que no acabaría de llegar nunca, pero era solo cuestión de paciencia. Lo tenemos a la vuelta de la esquina. Los reyes y sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía, serán los grandes protagonistas de la cita, con recepciones, besamanos, desfile, saludo en el balcón, cambio de guardia y una comida de gala en la agenda oficial. Las niñas, incluso, tienen una visita conjunta a una exposición a la Galería de las Colecciones Reales. Será el primer acto de Sofía sin sus padres, aunque con la compañía de la hermana mayor, quien probablemente estará algo contrariada. Se estará perdiendo el fin de fiesta en la Academia General Militar, que celebra la graduación simultáneamente. No ha podido escoger, se queda obligada en Madrid. 

Quien no tendrá ningún protagonismo será Juan Carlos, el proscrito. Después de pasar el fin de semana a Sanxenxo por enésima vez, el lunes salía nuevamente del Estado español en dirección Ginebra, su nueva residencia oficiosa. El decenio de Felipe es también el de su emeritatge, pero mejor no celebrarlo mucho, porque su nombre es sinónimo de necrosis, de putrefacción y deterioro de la corona. El rey se está comportando como un absoluto muro infranqueable para el patriarca Borbón, todos sus intentos por recuperar estatus en Zarzuela son infructuosos. De vez en cuando le lanzan un hueso|oso por corroer, pero de carne, de sustancia, ni una brizna|hebra. Tiene una cruz gigante.

Juan Carlos y Sofía / Europa Press

Una nueva muestra del rechazo que genera Juan Carlos en la institución monárquica actual se encuentra en el interior del Palacio Real de Madrid. Este pasado lunes se inauguraba una exposición de imágenes de gran formato repasando los 10 años de Felipe en el trono. Un vídeo y 23 fotografías seleccionadas por Patrimonio Nacional, la Diputación de la Grandeza y la Fundación Cultural de la Nobleza Española, recogiendo momentos como la proclamación, el homenaje a las víctimas del coronavirus, la imposición del Toisón de Oro a Leonor, la jura de la Constitución o las recientes estampas familiares de los 4. Un material que antes de exponerse públicamente ha sido revisado y autorizado por el Jefe del Estado. El monarca, por lo tanto, ha dado el visto bueno a una nueva humillación al emérito: podemos cuantificar el peso que tiene en el reino de España en un 4,35%, cuándo no hace tanto era prácticamente el 100%. ¿De dónde sale la cifra? Fácil: si solo 1 de las 23 recoge la imagen del emérito, los números cantan. Y la lectura, también. Borrado.

La presencia del Borbón padre se limita a una imagen del saludo en el balcón el día de la coronación, en un extremo de la fotografía, donde también aparece la reina Sofía justo al otro lado. Para Juan Carlos supone una nueva cuchillada, informan desde 'Monarquía Confidencial'. La reacción, lloriquear: "Juan Carlos I también forma parte de esta década, y por tanto deberían haberse incluido más instantáneas de él. Podrían haber incluido alguna fotografía del emérito con Leonor de Borbón cuando don Felipe le impuso el Toisón de Oro y ella posó junto a sus abuelos. Es una imagen muy entrañable. Juan Carlos I y la reina doña Sofía deberían formar parte de los actos del próximo 19 de junio. Esta exposición habría sido otra gran oportunidad para que tres generaciones coincidieran en otra fecha histórica”. Parece que todavía no se ha dado cuenta de la realidad: su figura está amortizada, y lo que queda de él es tóxico. Un residuo. Y los desperdicios, al contenedor.

Felipe, Letizia, Leonor y Sofía / EFE