Mientras el rey emérito Juan Carlos I disfruta de unos días en Sanxenxo y una de sus grandes pasiones, las regatas, en Londres preparan a conciencia el que será uno de los eventos más destacados del año entre los socialités. Estamos hablando de la coronación de Carlos III y de su esposa Camilla Parker como reyes británicos.

Dicho acto tendrá lugar el próximo 6 de mayo. Aunque ese no será el único día en el que habrá recepciones. En los días anteriores y posteriores también se celebrarán otros actos. Y en ellos estarán presentes muchos miembros de las distintas monarquías europeas. Se habla de que habrá más de 2.000 invitados. Y entre ellos habrá rostros como los de los reyes Felipe VI y Letizia, Alberto de Mónaco y Charlene, Federico y Mary de Dinamarca, Máxima y Guillermo de Holanda, etc.

Felipe VI prohíbe a sus padres acudir a la coronación de Carlos III

Quienes no estarán sin embargo, son los reyes eméritos de España. Juan Carlos y Sofía no harán acto de presencia. De ahí que el emérito compartiera un almuerzo con Carlos III el pasado lunes en Londres. Ya que Juan Carlos no iría el próximo 6 de mayo, a cambio el monarca británico invitó al padre de Felipe un acto privado.

El motivo de que Juan Carlos no vaya a estar presente en la coronación de Carlos y Camilla tiene que ver con Felipe. Al rey de España no le ha gustado en absoluto que su padre se haya escapado de Abu Dabi para ir a disfrutar de las regatas de Sanxenxo. En su momento, Felipe le pidió a Juan Carlos que no saliera del país de Oriente Medio si no era para acudir a algún acto privado ineludible. Y el que no le haya hecho caso ha molestado profundamente al Jefe de Estado.

Las infantas Cristina y Elena, y sobre todo la emérita Sofía, muy molestas

Aunque esta no es la única razón. Felipe, instigado por Letizia, tampoco quiere que se vuelva a repetir la estampa de los cuatro reyes españoles juntos que se vio en el entierro de Isabel II.

Funeral Isabel II 

Una decisión que ha molestado mucho al resto de miembros de la familia real. Las infantas Cristina y Elena no ven con buenos ojos el castigo de Felipe a su padre. Y tampoco la emérita Sofía, que considera que es la que está pagando los platos rotos de su marido. Y lo que es peor: con la presión de Letizia en la sombra.