El rey Felipe VI ha estado ocupado tratando de borrar algunas manchas del pasado de su esposa, la reina Letizia, antes de que se convirtiera en reina consorte. Su padre, el rey emérito Juan Carlos I, se las arregló para "borrar" a algunas parejas de su hijo, como Eva Sannum e Isabel Sartorius, para evitar complicaciones en el reinado. Y Felipe no quería que su padre tuviera razones para hacer lo mismo con su esposa, especialmente teniendo en cuenta que Letizia era una plebeya divorciada. 

El pasado de la reina Letizia es todo un enigma, lleno de detalles que han hecho que los padres de Felipe levanten una ceja o dos. Muchos de ellos se revelan en el libro "Adiós, princesa", escrito por David Rocasolano, su primo. Este libro causó un auténtico terremoto en la familia real y reveló algunos episodios de juventud de Letizia en México, incluyendo un aborto que tuvo antes de casarse con Felipe

La reina Letizia tuvo una juventud bastante alocada 

Según los cronistas especializados en la Casa Real, Letizia era una mujer increíblemente atractiva que seducía a los hombres sin esfuerzo. Después de su divorcio de Alonso Guerrero Pérez, su profesor de instituto de quien se enamoró a los 17 años y con quien finalmente se casó, Letizia dejó de buscar relaciones estables.  

Letizia de joven
Letizia de joven

Durante esa época, después de su divorcio, Letizia posó en varias ocasiones para un pintor cubano llamado Waldo Saavedra. Ella y Saavedra se conocieron durante sus estudios de posgrado en México, y el artista la animó a posar sin ropa. El propio pintor aclaró que eran muy amigos y que le tomó varias fotografías que luego utilizaría para sus cuadros. 

Felipe paga para hacer desaparecer unas fotos comprometidas 

El cuadro más destacado producto de aquellas fotos lleva el nombre de 'La Maja'. Y en él Letizia es la protagonista, apareciendo sin ropa de cintura para arriba.  

La Maja Letizia
La Maja Letizia

Sin embargo, todas esas obras y fotos, algunas de ellas bastante subidas de tono, terminaron en manos del rey Felipe VI. El rey no quería que esas imágenes vieran la luz, así que se aseguró de que desaparecieran por completo. Cerró una serie de acuerdos con su gente de confianza para que desaparecieran. Ahora están guardadas bajo llave en la Zarzuela, lejos de miradas indiscretas.