Felipe VI se ha reunido con las infantas Elena y Cristina para tomar una decisión acerca del futuro de sus padres. Ambos son octogenarios y han presentado problemas derivados de su avanzada edad. En el caso de Juan Carlos, son 86 años, se mueve en silla de ruedas, aunque es algo que no soporta, por ello, cuando viene a España primero visita a su médico de confianza para someterse a un tratamiento de medicina regenerativa basado en células madre y plaquetas en sangre. Sin embargo, este tratamiento se ha usado tantas veces que para él ya no es efectivo, el médico le ha comunicado que pasará el resto de su vida postrado en una silla de ruedas. Esto ha producido una cierta tristeza en el emérito, que no quiere que se le vea como un rey derrotado.

Juan Carlos I lleva más de cuatro años viviendo en Abu Dabi, aunque sus viajes a España son cada vez más frecuentes. Felipe VI intenta alejarle del foco mediático con más o menos suerte. Sabe que algún día tendrá que volver a España de forma indefinida, ya que sería un escándalo y una gran humillación para la familia que muriese a miles de kilómetros de distancia con todo lo que eso implica. Constantino de Grecia, el hermano de la reina Sofía, vivía en Londres en el exilio, pero cuando empezó a encontrarse mal, le trasladaron a Atenas, donde finalmente falleció hace dos años.

Juan Carlos se mea encina GTRES
Juan Carlos se mea encina GTRES

Juan Carlos I querría un funeral de Estado como el de la reina Isabel II y ser enterrado en la Cripta Real con su familia, pero es algo que no será posible. El suyo será más como el de Constantino de Grecia.

Visualiza un funeral imponente, cargado de solemnidad, comparable al de la reina Isabel II o al de su padre, Juan de Borbón. En su caso, el féretro fue trasladado en un carro de artillería desde el Palacio Real hasta el Real Monasterio de San Lorenzo del Escorial. Allí se celebró una misa solemne a la que asistieron cientos de ciudadanos para rendir homenaje.

Siguiendo los protocolos establecidos, el entierro de Juan Carlos incluiría honores militares. A pesar de que, tras su abdicación, dejó de ser tratado como rey y adquirió el título de Príncipe de Asturias, su trayectoria y estatus hacen que estos honores sean inevitables. Sin embargo, el tipo de ceremonia y el reconocimiento oficial dependerán de lo que decida el Gobierno en su momento. Aunque, por otro lado, existe la posibilidad de que la familia real opte por un funeral más discreto, limitado a un círculo cercano de familiares y amigos.

Juan Carlos no tendrá el funeral que desea 

Juan Carlos ha expresado su deseo a Felipe VI de ser enterrado en el panteón de los Borbón, en el Real Monasterio de El Escorial. No obstante, este anhelo enfrenta una importante limitación: la falta de espacio. El panteón real está completamente ocupado, y esta situación no está relacionada con su condición de rey emérito. En paralelo, se sabe que la reina Sofía, su esposa, no comparte el deseo de ser sepultada en ese lugar. Ante estas circunstancias, ambos exmonarcas quedarían fuera del panteón, lo que genera incertidumbre sobre el lugar de su descanso final.

Se han barajado diferentes opciones para resolver esta situación. Una de ellas sería ampliar las instalaciones del panteón existente, aunque esto implicaría un proyecto complejo y de gran envergadura. Otra posibilidad sería buscar una ubicación completamente nueva que permita iniciar una tradición distinta para las futuras generaciones de la familia real. En este contexto, se considera que Felipe VI y la reina Letizia podrían preferir desvincularse del pasado en lo referente a los lugares de enterramiento, estableciendo un nuevo punto de partida para ellos y los próximos monarcas.

El debate sobre el lugar de sepultura de Juan Carlos refleja tanto los límites físicos del panteón como las dinámicas de cambio en la monarquía española, marcadas por una transición hacia formas más modernas y privadas de manejar su legado y sus tradiciones.

Juan Carlos sale del coche
Juan Carlos sale del coche