El rey Felipe VI se enfrenta a una de las decisiones más difíciles de su vida como monarca y, sobre todo, como hijo. La reina Sofía, su madre, ha dejado claro cuál es su última voluntad respecto a lo que desea tras su muerte. Un deseo que desafía las tradiciones monárquicas y que pone a su hijo en una encrucijada: cumplir el deseo personal de su madre o mantener las costumbres de la Casa Real, que implican el enterramiento en el Escorial, lugar donde reposan los grandes reyes de España.
Desde que se le diagnosticó Alzheimer a Irene de Grecia, la hermana de Sofía, la reina emérita ha reflexionado mucho sobre el momento en que llegue su propia muerte. Esta preocupación aumentó tras la pérdida de otros seres queridos, como su hermano Constantino de Grecia y la reina Isabel II del Reino Unido. Para Sofía, el final de su vida está más presente que nunca, y con ello, ha dejado claro a sus hijos lo que desea que ocurra cuando llegue el momento.
La reina Sofía traslada a sus hijos sus deseos después de morir
La reina Sofía ha expresado con firmeza que no quiere ser enterrada junto a Juan Carlos I en el Escorial, el mausoleo destinado a los reyes y reinas de la dinastía Borbón. Para ella, este lugar es "muy tétrico" y lleno de connotaciones que prefiere evitar. Además, ha señalado la incomodidad de saber que los cuerpos pasan un largo período en el "pudridero" antes de ser sepultados definitivamente. “Y no hay sitio ya. Están llenos todos los cajones…”, remarcaba hace un tiempo. Pero lo más importante es que, debido a los escándalos y las traiciones sufridas en su matrimonio con Juan Carlos, Sofía no quiere compartir eternidad con él.
Su última voluntad es clara: ser incinerada y que sus cenizas sean esparcidas en el mar Egeo, su tierra natal en Grecia. Esta elección no es casual. El mar Egeo no solo representa para Sofía el lugar donde nació, sino también sus raíces, sus recuerdos más queridos y la conexión con su identidad helena. Alejada de los protocolos de la realeza, la reina emérita prefiere descansar en un lugar simbólico y lleno de significado personal.
Sin embargo, el deseo de Sofía entra en conflicto con el de Felipe VI. Como rey, Felipe siente el peso de la tradición y de lo que se espera de la monarquía. Su deseo es que su madre, una reina hasta el final de sus días, reciba los honores reales que le corresponden, lo que implicaría su sepultura en el panteón real del Escorial. Incluso se ha considerado la posibilidad de ampliar la cripta para dar cabida tanto a Sofía como a Juan Carlos, quien también estaría destinado a descansar allí.
Felipe VI debe decidir entre respetar o traicionar las peticiones de su madre, la reina Sofía
La controversia es complicada. Por un lado, está el deber de honrar la última voluntad de su madre, un gesto profundamente personal que respeta su autonomía y deseos en un momento tan íntimo como la muerte. Por otro lado, Felipe VI es consciente de que el lugar de entierro de los miembros de la realeza no es solo un asunto privado, sino un acto que representa la continuidad de una institución centenaria. Enterrar a Sofía en el Escorial significaría mantener viva esa tradición y asegurar que la historia la recuerde como la reina que fue, con todos los honores que conlleva.
Este dilema pone a Felipe VI en una situación delicada: cumplir con el último deseo de su madre y desafiar las convenciones de la realeza, o desobedecer esa voluntad para preservar las tradiciones monárquicas.