La princesa Leonor está llamada a filas el próximo 17 de agosto para seguir una educación militar a lo largo de tres años, viviendo en cuarteles militares de ZaragozaPontevedra y Murcia. Su primer destino será la Academia Militar de Zaragoza. Y en el tiempo que dura la formación pasará por los ejércitos de tierra, mar y aire.

La futura reina seguirá así los pasos de su padre, Felipe VI, que inició su formación militar en 1985, cuando tenía 17 años. También empezó en la Academia General Militar de Zaragoza. Una etapa que estuvo marcada por un ‘defecto’ que tenía de los nervios a sus padres. Al parecer, se le pegaban las sábanas. Algo que le generó algunos castigos. Ser príncipe no le libraba de seguir la disciplina.

Felipe VI “tenía el defecto de pegarse a las sábanas”

Un problema que arrastraba ya de antes. “Al príncipe le inquietaba la disciplina y exigencia de puntualidad que allí regían, pues tenía el defecto de pegarse a las sábanas. Incluso en Zarzuela, su tutor, el general Alcina, le arrojaba agua a la cara para despertarle”, recoge el diario El Mundo.

Felipe formación militar RTVE.es

Asimismo, el cronista especializado en la casa real Jaime Peñafiel ya había hablado de este asunto, aludiendo a un trastorno del sueño que sufría desde los 16 años. “Por entonces era un niño maleducado, flojo en los estudios, con falta de asistencia y puntualidad en las obligaciones escolares y déspota. Todo, con un grave problema añadido: el sueño. Se dormía incluso estando de pie", empezaba Peñafiel.

Problema recurrente

“Sobre las 7:30h de la mañana la primera tarea era sacar a Felipe de su pesado sueño con todo clase de artimañas. Desde tirarlo de los pies, a abrir la ventana o llamar telefónicamente desde la centralita de la Zarzuela. Pero muchas veces el sueño era tan profundo que todo aquello constituía un trabajo casi imposible", relataba.

Unos problemas que persistieron cuando se marchó a estudiar a la escuela del Canadá: "Allí el régimen era muy exigente y estricto. Para empezar, tenía que levantarse a las seis y media. El príncipe empezó a tener problemas con una hora tan incómoda... Chris, su compañero de habitación, hacía de despertador, pero si no conseguía levantarlo, se desesperaba ante un sueño tan persistente y profundo. Había veces que la directora de la escuela había de recurrir a la bolsa de hielo sobre la cara de Felipe”, aseguraba Peñafiel, sobre un problema que perduraba durante el día: “Si colocaba los codos sobre la mesa, se dormía profundamente también”.