Que la monarquía española es un régimen caduco, obsoleto y medieval es una evidencia tan plausible como que el sol sale cada mañana y se pone por la noche. Ahora bien, su legión de seguidores se esfuerzan (sin éxito) en intentar hacerla pasar por actual, moderna y 'chupiguay'. No cuela, evidentemente. Por mucho que se esfuercen (tampoco se matan), no lo consiguen. Normal: una familia que vive a costa de la ciudadanía por cuestiones 'de sangre' nunca estará en la vanguardia de nada. Más bien todo lo contrario. Uno de los ejemplos gráficos más evidentes lo vemos cada día en el puesto de trabajo de Felipe VI: su despacho no puede ser más hortera, anticuado, feo, lleno de 'pongos' y de objetos que no los comprarían ni en el rastrillo. Algunos, además, absolutamente delirantes, como el cuadro que preside la estancia: un retrato de Alfonso XIII, el bisabuelo huido (uno más) gracias a la Segunda República española, de la que se conmemoran 90 años justo este 14 de abril.
Echar una ojeada al despacho es un espectáculo digno del pasaje del terror... estilístico. Alabardas, barcos de cristal, candelabros, libros amontonados sin pies ni cabeza, una alfombra realmente espantosa o el batiburrillo de maderas que invade el espacio. Insuperable. O no: como muy bien apunta la experta en comunicación no verbal, política y moda, Patrycia Centeno, en la mesa permanecen 4 pequeños objetos que no se han movido de allí desde tiempos inmemoriales. Un grupo de ceniceros repartidos por la superficie destinada al "trabajo" del monarca. Son inamovibles: incluso cuando reciben visitas, como la del embajador del Reino Unido. Centeno la clava: "el papel sobresale de la mesa porque a nadie se le ocurre retirar/apartar los (innecesarios y obsoletos) ceniceros". Las puestas en escena de Zarzuela son un desbarajuste, sólo a la altura de sus actos. Los públicos y los privados. La red moja pan.
Malos y perniciosos humos en la Casa Real: el mejor ejemplo de que la institución vive anclada en el pasado. Un pasado feo y chusco. Felipe cierra los ojos al futuro: seguramente porque de abrirlos, lo vería muy negro.