El matrimonio entre Felipe VI y Letizia nunca ha sido tan sólido como la Casa Real ha querido hacer creer. Detrás de la imagen pública de una pareja estable y comprometida con la monarquía, se esconden años de mentiras, secretos y traiciones. Lo que parecía un matrimonio perfecto, teniendo en cuenta que Felipe amenazó con renunciar a la corona por amor si no le dejaban casarse con Letizia, pronto se vio envuelto en escándalos.
Uno de ellos tiene que ver con sus hijas. Jaime Peñafiel, apoyado por otras fuentes, ha afirmado que Leonor y Sofía no fueron concebidas de forma natural y que, debido a supuestos problemas de fertilidad de la reina, se recurrió a una alternativa poco convencional. Concretamente, a los óvulos de Erika. Dentro de esta teoría, la hermana de Letizia se habría suicidado cuando la reina puso distancia entre Erika y sus ‘medio hijas’. Aunque la veracidad de estas afirmaciones nunca se ha podido comprobar, lo cierto es que, después del nacimiento de Sofía en 2007, Felipe tenía el deseo de ampliar la familia. Sin embargo, un inesperado tercer embarazo habría hecho que el rey tomara una de las decisiones más duras de su vida.
Deslizan que Letizia interrumpió un tercer embarazo después de Leonor y Sofía
Según teorías que han circulado en los últimos años, Letizia se habría quedado embarazada nuevamente tras el nacimiento de Sofía, pero esta vez, el hijo no sería de Felipe VI, sino de Jaime del Burgo. De acuerdo con estas versiones, en la fotografía de Letizia con un pañuelo de Del Burgo, se la ve con signos de un posible embarazo, lo que ha llevado a especular que en aquel momento esperaba un tercer hijo. Muchos han apuntado durante años que aquella instantánea era del embarazo de Letizia de Leonor o de Sofía. Sin embargo, la experta Laura Rodríguez y Enrique de Diego aseguran en una de sus intervenciones en YouTube que en la foto, Letizia ya se había operado de la nariz. Es decir, sería de 2008, después del nacimiento de Leonor y Sofía, y que el padre sería Jaime del Burgo.
Felipe se habría enterado de esta traición, y su reacción fue inmediata y tajante: no podía permitirse un escándalo de tal magnitud dentro de la monarquía española. Su imagen y la estabilidad de la Corona estaban en juego, por lo que, según estas teorías, el monarca obligó a Letizia a interrumpir el embarazo. Esta decisión marcó un antes y un después en su relación, dejando claro que la confianza entre ellos se había roto definitivamente.
Felipe VI no sería el padre de la tercera criatura
A partir de ese momento, la convivencia entre Felipe y Letizia cambió por completo. Se distanciaron emocional y físicamente, y su matrimonio pasó a ser un simple acuerdo institucional. Aunque de cara al público siguen protagonizando su papel como reyes de España, en privado su relación es inexistente. Una situación que empeoraría con los años, primero tras el escándalo del caso Nóos y más tarde con las presiones de Letizia sobre la abdicación de Juan Carlos I, cuya imagen, según la consorte, estaba perjudicando a la corona y poniendo en peligro el futuro reinado de Leonor.
Con todo, Felipe VI no solo frenó en seco la llegada de un tercer hijo, sino que con ello puso fin a cualquier posibilidad de reconstruir su relación con Letizia. Desde entonces, su unión ha sido únicamente una cuestión de Estado, y lo único que los mantiene juntos es el deber hacia la Corona y sus hijas, Leonor y Sofía.