El rey Felipe ha heredado de su padre la pasión por el motor. Al Jefe de Estado le encantan los coches. Conduce desde que cumplió 18 años. Incluso antes, pues se conoce que jugaba con un kart en la Zarzuela cuando era un niño. Ahora circula por Madrid con un coche que nadie diría que es del rey de España.
El coche más conocido del rey Felipe es el Seat Ibiza que la casa real mandó fabricar y adaptar para el entonces príncipe. Un modelo que hicieron pintar de dorado, un color que no estaba en la gama, y al que le añadieron unos asientos deportivos adaptados a su altura.
Al rey Felipe le va la velocidad
Pero a Felipe no solo le preocupa la estética del coche. También los caballos que llevan bajo el capó. Le gusta la velocidad. Tal como cuentan desde la casa real, hacía sudar la gota gorda a los escoltas que le seguían cuando subía a Baqueira. Eran incapaces de seguirle por las curvas.
Siguiendo esta tónica, tal y como confirma El Español, Felipe se mueve ahora con un Cupra Formentor. Pero no uno cualquiera. El rey se ha decantado por la versión híbrida enchufable más potente. Se trata del Formentor Hybrid, un modelo muy vendido en España, lo que le permite ir bastante de incógnito.
Felipe se pasa a la movilidad sostenible
En su caso, Felipe usa la versión top de la gama. Viene configurada con un bloque que entrega 245 CV de potencia y que, gracias a una batería de iones de litio de 12,8 kWh de capacidad, puede recorrer 60 km en modo 100% eléctrico. Obtiene la etiqueta CERO emisiones de la DGT. El precio de este modelo sin las ayudas públicas es de 50.890 euros.
Este coche se suma a otras joyas que guarda en su garaje como es el Audi RS 6 de 580 CV con el que se ha desplazado en ocasiones por Mallorca o acompañando a sus hijas al colegio.
Además, este verano Felipe ha tenido en sus manos otro Formentor. En este caso, tuvo a su disposición la versión VZ5. Estamos hablando de 390 CV de potencia. Lo usó a finales de julio, mientras estuvo en Mallorca participando en la Copa del rey de Vela.