'Masterchef' ha vuelto a ser noticia por una nueva muestra de lo que no tendría que ser un programa de entretenimiento en una televisión pública. El espectáculo dantesco del chef y jurado Jordi Cruz, exagerado y agresivo contra una concursante que decidía abandonar el espacio porque no se sentía a gusto en el formato, han hecho reaparecer los fantasmas que persiguen el talent culinario, el del tacto inexistente con los problemas de salud mental. Los pequeños y los grandes, da igual. Una falta de empatía absoluta e impúdica, que no se salva ni con la justificación que se está esgrimiendo para apaciguar la polémica: que era un show televisivo. Sí, lo sabemos. Pero uno lamentable. Tanto que RTVE ha retirado el capítulo de las redes y su web. Ni las excusas, ni los vídeos de hermandad, ni la cara 'B' de la concursante los han salvado del escarnio público.
Pues bien, el compañero del cocinero catalán ha salido a defenderlo públicamente, durante el estreno de una película de animación en el que debuta como actor de doblaje. El sector debe estar contento, claro que sí. Hablamos de Pepe Rodríguez, a quien han dado el papel de perro gruñón y camorrista en la ficción. Ya le va bien el rol, incluso él mismo lo reconoce. Parece afable, amigable, entrañable. Pero no se fíen. Siempre tiene algún gatito en la barriga. Y el último, con destinatario real.
Resulta que Pepe, lo acabamos de descubrir, es mucho más juancarlista que felipista. Un monárquico old school. Tiene motivos personales, laborales y de orgullo para justificarlo, y los ha compartido durante el encuentro con periodistas que cubrían el acontecimiento cinematográfico. Todo a raíz de una pregunta bien tirada, viendo el resultado final. La cuestión: "¿Has cocinado alguna vez para los reyes Felipe y Letizia?" Rodríguez no se lo piensa ni media centésima: "No. No he tenido la oportunidad. Sí para los abuelos, pero no para los papis". Está claro que se ha hecho un pequeño lío con el árbol genealógico, pero se ha entendido. Y si no fuera así, resuelve el enigma definitivamente dos frases más allá. Felipe VI, un inculto absoluto en materia gastronómica.
Pepe, lo vemos en 'Lecturas', hace daño: más allá de los jamones de 12.000€, el Borbón no tiene ni idea de la buena manduca y del arte culinario cinco estrellas. Sobre Juan Carlos, "está muy acostumbrado y curtido en salir a grandes restaurantes". En cambio, a Felipe "le falta salir un poco más a grandes restaurantes". Un 'te falta calle' en versión cuchillo y tenedor para ajustar cuentas. Se nos ocurre que, ahora mismo en 'El cielo de Medinaceli', en la localidad de Soria, estarán muy contentos con el elogio de su compañero. Por ejemplo. 'Masterchef', siempre haciendo amigos.
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