El matrimonio entre Felipe VI y la reina Letizia ha sido, desde sus inicios, objeto de innumerables especulaciones. Aunque en su momento se habló de un flechazo inmediato, la realidad de su relación parece muy diferente de lo que muestran en público. Detrás de la fachada de una monarquía unida y estable, se esconden tensiones que se han ido acumulando a lo largo de los años, y que, según varias fuentes, han alcanzado su punto más crítico. Los actos oficiales del 12 de octubre, Día de la Hispanidad, fueron testigos una vez más de esa fractura emocional.
Durante la recepción en el Palacio Real, las interacciones entre los reyes fueron mínimas, casi inexistentes. Apenas se dirigieron miradas o palabras, lo que no pasó desapercibido para los asistentes. La distancia entre ambos se hizo más que evidente, en una escena que recordaba episodios anteriores, como la Pascua Militar de enero, donde la ausencia de complicidad entre el matrimonio fue también alarmante. Pilar Eyre, periodista especializada en la Casa Real, y Jaime Peñafiel, un veterano cronista de la monarquía, han sido claros en sus análisis: el matrimonio de Felipe y Letizia "no existe".
Juntos en público, vidas separadas en privado
Las tensiones no son nuevas. Eyre ha mencionado que la pareja lleva más de una década emocionalmente separada, y aunque mantienen las apariencias en actos públicos, en privado son poco más que compañeros de trabajo. Esta falta de conexión emocional fue evidente durante la jornada del 12 de octubre, donde el rey y la reina prácticamente no intercambiaron miradas. Letizia, según testigos, mantuvo la cabeza baja la mayor parte del tiempo, mientras Felipe VI parecía sumido en sus propios pensamientos.
Esta distancia emocional no solo afecta a su imagen pública, sino también a la relación en privado. Fuentes cercanas a la Casa Real indican que, en Zarzuela, los reyes llevan vidas separadas. No comparten habitación y apenas conviven en los espacios comunes del palacio. Este distanciamiento ha dado lugar a una serie de rumores sobre su matrimonio, y aunque intentan mantener las formas en público, de puertas adentro el drama es evidente. No es un secreto que Letizia, conocida por su carácter fuerte y determinado, ha chocado en múltiples ocasiones con la forma más discreta y tradicional de Felipe VI.
Tensiones evidentes que llegan a un punto sin retorno
Además, las recientes polémicas en torno a la monarquía española y los continuos escándalos relacionados con el rey emérito Juan Carlos I no han hecho más que aumentar la presión sobre la pareja real. La reina Letizia, preocupada por la imagen pública de la institución, tomó un rol muy controlador, lo que ha generado fricciones adicionales con Felipe VI, quien intenta mantener un equilibrio entre su papel como monarca y su vida personal.
El deterioro en la relación es cada vez más difícil de ocultar, y aunque de momento siguen cumpliendo con sus compromisos oficiales, el distanciamiento entre ellos es palpable. Mientras Letizia y Felipe continúan con sus responsabilidades institucionales, la falta de complicidad y las crecientes tensiones dejan claro que el matrimonio real está pasando por una de sus peores crisis.