Juan Carlos I ha conseguido su propósito de volver a España siempre que quiera. En el último año voló hasta en siete ocasiones, por lo menos públicas, y también estuvo en Londres, varias veces en Ginebra y en París. Las visitas del emérito ya no generan ninguna expectación, y eso es lo que quería conseguir Casa Real, que fuesen totalmente normales. Después de haber ganado el juicio contra Corinna Larsen y no tener ninguna causa judicial, Felipe VI dio vía libre al emérito para moverse sin dar muchas explicaciones. No obstante, tiene terminantemente prohibido pisar Madrid si no es con aviso y un motivo de peso, y por supuesto no puede quedarse a dormir, tampoco entrar en Zarzuela. Es una persona ‘non grata. Ya no forma parte de la institución.
Ahora mismo no hay intenciones de que el emérito se quede para siempre en España, es una posibilidad que Felipe VI no contempla, aún la insistencia de Elena y Cristina, que desean tener a su padre a su lado, ya sea en Madrid o en Ginebra. La hermana mayor del rey había reformado su casa para una persona con problemas de movilidad con la intención de un día vivir con su padre.
Elena y Cristina creen que será una deshonra para la corona si Juan Carlos fallece fuera de España. Tiene ya 86 años y su final está cada vez más cerca, por eso habría que empezar a hablar de estos temas. Como también de su funeral.
El marido de la reina Sofía está muy preocupado con el día de su muerte y lo que sucederá después, es algo que le atemoriza. Concretamente “por lo que ocurrirá cuando fallezca, más aún si eso sucede encontrándose todavía fuera de España”. Así lo apuntan desde ‘Monarquía Confidencial’ donde, fuentes cercanas al rey Juan Carlos, desvelan la inquietud que sufre el Emérito y “su temor a morir fuera de España”.
Juan Carlos I está intranquilo por cómo será su funeral
Tal y como aseguran, durante su etapa como Rey, don Juan Carlos nunca quiso hablar sobre el final de su vida, “y más en concreto, sobre dónde lo enterrarán”. Ahora sin embargo genera una gran expectación. Según desvelan, “empieza a mostrarse obsesionado por cómo se organizarán las cosas cuando fallezca”. Un temor que incluso “ha llegado a influirle anímicamente, hasta el punto de mostrarse en ocasiones decaído ante esas incógnitas”.
Según relata el entorno del rey Juan Carlos al citado portal, la preocupación por cómo se organizará su entierro “surgió con fuerza tras asistir a las honras fúnebres por la reina Isabel II de Inglaterra, celebradas en Westminster”.
A Juan Carlos le haría mucha ilusión que su entierro fuese como el de la reina Isabel II, y no como el de Constantino de Grecia, que sería el más parecido al suyo, ya que ya no forma parte de la institución debido a su exilio, y no merece esos honores propios de un rey.
Juan Carlos querría tener un funeral de Estado, como el de su abuelo Alfonso XIII. Una despedida con la asistencia de jefes de Estado y de Gobierno, al igual que de todas las casas reales, que cuente con un desfile en su honor por las calles de Madrid y una misa de entierro en el Monasterio del Escorial. Felipe VI y él ya han llegado a un acuerdo sobre este asunto.