El club de fans más importante de la monarquía española se encuentra en el ejército. De hecho, buena parte de los militares profesan la misma devoción por la Jefatura de un Estado monárquico que por un dictador fascista. Curiosa lealtad, la suya. Felipe VI siempre se ha movido como por su casa en cuarteles, desfiles y recepciones a mandos y tropa, y que haya enviado su hija, la princesa Leonor, a hacer una mili de 3 años no es ningún capricho, ni tampoco aquello de "seguir mis pasos". Era una póliza de seguros para mantener el gallinero en calma, a pesar del riesgo de furia de su mujer, Letizia. Los acontecimientos de los últimos meses están provocando cambios. Felipe ha perdido la corona de favorito de los uniformados.
La Pascua Militar del 6 de enero, una celebración anacrónica, gris y de regusto a armario lleno de polillas, ha sido el escenario de este cambio. Al rey le está pasando factura el ensañamiento ultra por temas políticos, y la explosión de su secreto matrimonial y consentido: Jaime del Burgo. La pinza, sumada a otros elementos como el odio juancarlista, está quemando su crédito de manera fulgurante. Y las críticas de los generales, antiguamente obedientes y aduladores en todo aquello relacionado con el monarca, ahora se hacen en voz alta. ¿La idea? Felipe es un bluff, y España se va a hacer puñetas: "Permanezcan sentados".
A pesar del runrún, la buena noticia para el Preparao es que "más se perdió en Cuba": ya no tiene la condición de intocable y está nominado, pero la princesa se ha convertido en la nueva heroína de la Academia General de Zaragoza y todo queda en casa. La niña lo ha adelantado por la derecha, nunca mejor dicho. Leonor es la nueva estrella y le llueven elogios. Sus adiestradores la felicitan, como recoge 'Monarquía Confidencial', de manera exagerada: "Enhorabuena Borbón, has demostrado ser una buena cadete". No sabemos qué imaginaban que podría hacer durante la recepción y los discursos de la cita castrense, quizás sacarse un moco o pegarse una cabezadilla. En este supuesto, claro, lo hizo de coña. La princesa, halagada, contestó como un robot: "Es mi cometido". En cierta manera recuerda a su madre, pero no lo digan muy alto, que los militares se enfadan.
Los que están viviendo un auténtico fenómeno fan, como si se tratara del Xokas o María Pombo, son el resto de reclutas que comparten curso con ella en Zaragoza. El digital recoge las preguntas que le hacían los jóvenes cadetes cuando la han vuelto a ver tras las fiestas de Navidad: "¿Estabas nerviosa?" Como era la primera vez, y además como flamante heredera del trono, los compañeros y compañeras se imaginaban una gincana infernal. "Se te vio muy atenta y firme en todo momento", le añadieron. Si la joven de 18 años recibe más elogios por ir de comparsa que el titular del negocio, es que en esta partida de póquer hay un primo, y no es Leonor. Calienta, que sales.