El matrimonio entre Felipe y Letizia no es un camino de rosas. Es la única relación que se mantiene a flote en Casa Real. Parece que en los Borbones existe una especie de maldición. Los primeros en separarse, no divorciarse porque no convenía a la imagen que proyectaban, fueron los reyes. Seguidamente, la infanta Elena con Jaime de Marichalar, y más recientemente, la infanta Cristina con Iñaki Urdangarin, un matrimonio que parecía que nunca se torcería.
Letizia y Felipe han celebrado sus 20 años de amor, y el año que viene, justo en estas fechas, cumplirán dos décadas casados. Un enlace que dio la vuelta al mundo. La relación era perfecta, pero también han tenido sus serias discusiones. La gran mayoría por la familia de Felipe. El primer desentendimiento llegó con el bautizo de Irene Urdangarin, Cristina de Borbón le pidió a su hermano que sus suegros se quedasen unos días en Zarzuela y la entonces princesa de Asturias no les dejó. Otra gran discusión, con la que estuvieron a punto de divorciarse, fue cuando les salpicó el caso Noós. La última de todas por el futuro de Leonor. La reina no ve con buenos ojos que la princesa de Asturias realice la formación militar, mientras que el rey cree que es algo indispensable.
La reina no quiere a nadie de la familia de Felipe a su lado y mucho menos al lado de Leonor y Sofía. Ha conseguido apartarles a todos. Las últimas discusiones han sido por culpa de ellos. El comportamiento de Froilán y Victoria Federica, el divorcio de Iñaki Urdangarin y sus peticiones, o las nuevas polémicas que rodean a Juan Carlos I.
Felipe y Letizia al límite de la separación
Aunque nunca se han divorciado, tampoco les interesa por imagen y las consecuencias, Letizia y Felipe ya no sienten el mismo amor que al principio. El mayor problema llegará ahora con sus dos hijas fuera de casa. Por primera vez en 18 años volverán a estar completamente solos. Leonor cursará la formación militar en la Academia General Militar de Zaragoza y Sofía se instalará en Gales para cursar bachillerato internacional.
Felipe VI ya no está tan enamorado de Letizia. Se ha cansado de su carácter y que aleje a su familia de él. Estos 20 años de un régimen autoritario han resentido el consolidado matrimonio. El rey es un hombre conciliador y no salta a la primera de cambio, la reina tiene un carácter más temperamental. Eso hace que la sangre no vaya al río. La madre de Leonor y Sofía es quien zanja todas las discusiones con cinco palabras: “Macho, es lo que hay”.
“Felipe ya no siente por su mujer aquel deslumbramiento de los primeros años (“Está encoñado”, decían los amigos) pero ha aprendido a disculpar sus fallos (impuntual, impertinente, sabihonda, caprichosa) y a valorar sus virtudes (responsable, trabajadora, aguda, curiosa, divertida)”, explica la periodista.
“Letizia, aunque se toma muy en serio su trabajo, disfruta de los piropos y la admiración que suele despertar su físico y le encanta arreglarse”, comenta.