A sus 87 años recién cumplidos, el rey emérito Juan Carlos I muestra evidentes signos de un deterioro de su estado cognitivo, con episodios frecuentes de confusión y olvidos. Según diversas fuentes, su capacidad para recordar eventos recientes y reconocer a personas cercanas ha disminuido considerablemente. Durante reuniones privadas, Juan Carlos I ha llegado a confundir nombres y mostrar dificultades para seguir conversaciones, lo que ha afectado su interacción y su bienestar emocional. Esto ha generado alarma tanto en su círculo íntimo en Abu Dabi, donde reside desde 2020, como en los altos mandos de la Casa Real, incluido su hijo, Felipe VI.
El periodista Diego Arrabal confirmó recientemente esta situación en uno de sus vídeos de YouTube, señalando que la preocupación en Zarzuela es "máxima". Según Arrabal, el rey emérito podría, sin darse cuenta, hacer declaraciones comprometedoras o responder de manera inapropiada a llamadas de carácter delicado. Este temor ha llevado a Felipe VI a tomar una decisión tajante: todas las comunicaciones telefónicas de su padre serán intervenidas y supervisadas por los servicios de seguridad. Esto incluye un monitoreo detallado de quién llama, a qué hora, y el contenido de las conversaciones.
Desde Casa Real espían las conversaciones de Juan Carlos I
“Al no acordarse de cosas puede que algún tipo de declaración telefónica no sea del todo correcta y se malinterprete. Por eso, todo lo que ahora mismo habla por teléfono, quién llama y quién no llama, incluso su teléfono personal, es controlado por los servicios de seguridad. Temen que haya alguna llamada indiscreta y él conteste de alguna manera… la que se podría liar”, apunta el periodista.
La medida busca prevenir cualquier incidente que pueda generar una crisis mediática o institucional. Con el foco mediático siempre sobre la familia real, cualquier declaración errónea o descontextualizada de Juan Carlos I podría desencadenar controversias que afecten la imagen de la monarquía española. En Zarzuela temen que una llamada pueda convertirse en un nuevo escándalo que empañe el reinado de Felipe VI y cause tensiones políticas.
Pavor en Casa Real con lo que pueda soltar Juan Carlos I en conversaciones privadas
Aunque esta intervención de su vida personal pueda ser vista como invasiva, los expertos en seguridad real consideran que es una medida preventiva necesaria para proteger tanto al emérito como a la institución que representa. No es la primera vez que la Casa Real toma medidas estrictas en torno a Juan Carlos I. Suelen controlar todos sus movimientos cuando sale de Abu Dabi, especialmente en sus visitas a España. Pero este nivel de supervisión se sitúa un nivel por encima de lo visto hasta ahora.
Mientras tanto, la relación entre padre e hijo continúa siendo un tema sensible. Felipe VI, a pesar de la distancia física y emocional con su padre, se enfrenta al difícil equilibrio de proteger su legado familiar mientras prioriza la estabilidad de la monarquía.