Letizia ha mantenido una postura distante tanto con los amigos de Felipe como con los suyos propios. Desde que contrajo matrimonio con el ahora rey, su relación con el círculo social de su infancia y adolescencia se ha enfriado, manteniendo únicamente la conexión con Álvaro Fuster, un amigo inseparable de Felipe con quien parece no haber podido cortar lazos. Esta dinámica también se refleja en el distanciamiento progresivo del rey de sus propias amistades, lo que lo ha dejado aislado en gran medida. La implicación de Letizia en este proceso ha sido señalada como una de las principales razones por las que Felipe ha perdido el apoyo de sus allegados, disminuyendo notablemente su participación en actividades reales y sociales. En este contexto, la Casa Real ha iniciado movimientos para desacreditar la figura de la reina, reforzando la percepción de que Letizia se encuentra cada vez más aislada.
El matrimonio atraviesa una crisis evidente, como lo confirman las recientes declaraciones de Jaime del Burgo, que sugieren que la relación entre Felipe y Letizia está completamente rota. Esta situación parece seguir el modelo impuesto años atrás por Juan Carlos y Sofía, quienes solo comparten espacio en actos institucionales. Por su parte, Felipe ha comenzado a recuperar protagonismo y disfrutar de una renovada libertad. Durante los últimos fines de semana, el rey ha optado por una vida separada de la reina, especialmente ahora que Leonor y Sofía ya no residen en casa, lo que ha permitido que se evidencie aún más la fractura entre ellos.
En su tiempo libre, Felipe ha retomado contacto con amigos de la infancia, como su primo Pablo de Grecia, y ha cultivado una relación más cercana con figuras como Federico de Dinamarca, con quien comparte afinidades y vínculos históricos entre las monarquías española y danesa. Estas conexiones contrastan con la relación de Letizia con estos círculos, donde nunca ha terminado de integrarse.
Federico también ha acudido a las fiestas de Felipe VI
El rey también visita con frecuencia Palma de Mallorca, donde se reúne con amigos del club náutico, mientras que Letizia nunca ha participado en estas actividades, lo que ha reforzado la percepción entre sus amigos de que es una figura distante. En privado, algunos la llaman "la mandona", mientras que a Felipe lo apodan "el calzonazos", aludiendo a la influencia que la reina parece tener sobre él.
A pesar de su posición como monarca, Felipe cuenta con muchos conocidos, pero muy pocos amigos verdaderos. Entre ellos destaca Álvaro Fuster, una figura que ha permanecido cercana desde la infancia. Con el paso de los años, las amistades del rey han disminuido, atribuyéndose esto no solo al natural cambio de prioridades, sino también al impacto de Letizia en su vida. En este nuevo contexto, Felipe y Federico han retomado el contacto, encontrándose ocasionalmente en eventos y reuniones privadas en lugares como el pantano de San Juan, marcando una nueva etapa de reencuentro con su pasado.
