Los reyes Felipe VI y Letizia también han sido protagonistas este sábado en la partida del buque Juan Sebastián de Elcano, en el que la princesa Leonor pasará los próximos 140 días navegando por alta mar y visitando algunos de los puertos más importantes de todo el mundo. El barco salía desde el muelle de Cádiz, donde los monarcas han hecho acto de presencia.

A los dos se les ha visto sonrientes y muy emocionados. Cabe decir que no se ha visto mucha tensión. No han tenido malas palabras entre ellos. Pero como dice el dicho, tampoco hemos visto ninguna buena acción. Es evidente que el matrimonio de Felipe VI y Letizia está más distanciado que nunca.

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Felipe VI y Letizia ya no hacen vida de pareja

Expertos como Pilar Eyre y Jaime Peñafiel han señalado que los monarcas llevan tiempo haciendo vidas separadas, durmiendo en habitaciones distintas y evitando compartir tiempo fuera de las obligaciones oficiales. La situación empeoró tras las polémicas declaraciones de Jaime del Burgo y los conflictos en torno al exilio de Juan Carlos I, temas que han generado una fractura cada vez más evidente entre ambos.

En este contexto, la casa de Álvaro Fuster se ha convertido en un verdadero refugio para el monarca. Allí, el rey puede encontrar momentos de tranquilidad, lejos del escrutinio público y del ambiente tenso del Palacio de la Zarzuela. Este lugar ha sido testigo de las noches más difíciles del rey, cuando los escoltas lo trasladan de madrugada en busca de paz. Aunque la imagen oficial de los reyes trata de mantenerse intacta, cada vez son más evidentes las grietas que separan a Felipe VI y su esposa.

Álvaro Fuster GTRES

Felipe VI encuentra refugio en Álvaro Fuster

La amistad entre Felipe VI y Álvaro Fuster se remonta a sus años escolares en el colegio Santa María de los Rosales, donde ambos compartieron aulas y numerosas actividades. Mientras Felipe comenzaba a perfilarse como futuro heredero al trono, Álvaro destacó por ser un apoyo constante y un auténtico compañero de aventuras. Juntos, vivieron inolvidables noches en locales madrileños, y su relación se mantuvo sólida con el paso de los años. Tanto es así que, incluso en la adultez, han seguido organizando viajes privados de los que ni siquiera la familia real conoce los destinos.

Fuster, hijo de un destacado ingeniero aeronáutico, ha sido un pilar fundamental en los momentos más complicados de la vida del rey. Tras la muerte del padre de Álvaro en 2001, Felipe y la infanta Cristina acudieron a su funeral como muestra de la fuerte conexión entre ambas familias. Esta amistad se ha consolidado como una de las más importantes en la vida del monarca, al punto de que Álvaro se ha convertido en su confidente durante las crisis matrimoniales con la consorte.