La relación entre Juan Carlos I y Felipe VI ha sido objeto de especulación pública, especialmente desde que el antiguo rey decidió exiliarse en los Emiratos Árabes Unidos. Aunque algunos medios insinuaron una ruptura entre padre e hijo, en realidad no existe animosidad entre ellos. Felipe VI, el actual monarca y esposo de la reina Letizia, ha estado en contacto regular con su padre, manteniendo una comunicación constante para conocer de primera mano el estado de salud del exmonarca. A pesar de considerar en varias ocasiones la posibilidad de traerlo de regreso a España, Felipe VI ha optado por permitir que su padre viaje con discreción y sin restricciones, evitando una exposición pública excesiva y reduciendo la atención mediática en torno a su figura, aunque este interés se mantiene vivo.
Juan Carlos I, por su parte, ha manifestado públicamente su amor por su familia y, en especial, su respeto y aprecio hacia su hijo. Se dice que siente un orgullo profundo y una admiración sincera hacia Felipe VI, y siempre se ha esforzado por no interferir en su reinado. Este compromiso lo ha llevado a aceptar y respetar todas las normas impuestas, evitando cualquier acción que pudiera perjudicar la imagen de su hijo como monarca. Además, el exrey ha mostrado una genuina preocupación por la situación del país y los desafíos que enfrenta la corona. Frecuentemente discute con su hijo sobre la situación política y social de España, y en más de una ocasión Felipe ha recurrido a su padre en busca de consejo en momentos de crisis.
Felipe VI pide consejo a Juan Carlos I sobre su próximo paso en una conversación de más de una hora
Una de las recientes situaciones que movilizó a la familia real tuvo lugar a raíz de la catástrofe natural que afectó a España la semana pasada. A principios de semana, una DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) impactó con fuerza en el país, desencadenando fuertes lluvias que causaron graves inundaciones, especialmente en la Comunidad Valenciana. La ciudad de Valencia fue particularmente afectada, enfrentándose a uno de los desastres naturales más graves de los últimos cien años. Varias poblaciones quedaron sumergidas en lodo y agua, muchas viviendas resultaron destruidas, y cientos de personas perdieron la vida, mientras que numerosos ciudadanos se quedaron sin acceso a servicios básicos como agua potable y electricidad.
Ante esta situación de emergencia, Felipe VI y la reina Letizia no podían quedarse al margen. Tras deliberar junto con las autoridades, los reyes decidieron presentarse en la zona afectada, visitando Paiporta, uno de los epicentros de la tragedia, acompañados del presidente Pedro Sánchez y del líder regional Carlos Mazón. Sin embargo, la visita fue difícil; los reyes y el presidente fueron recibidos con indignación y frustración por los habitantes locales, que expresaron su descontento lanzándoles barro y proferiendo gritos e insultos. La situación fue tan tensa que Sánchez se vio obligado a abandonar rápidamente el lugar, sufriendo incluso daños en su vehículo.
Esa noche, Juan Carlos I llamó a su hijo para ofrecerle apoyo. Durante más de una hora, ambos conversaron sobre la complicada situación que había presenciado la familia real ese mismo día, y como debían proceder a partir de ahora. El emérito, quien siguió todo por televisión, expresó su preocupación por la seguridad de Felipe y Letizia ante las posibles reacciones violentas, deseando que la situación no escalara a mayores.