Durante casi dos décadas, Paloma Rosasolano ha sido un pilar fundamental en la vida de la familia real española. Su relación estrecha con Letizia y Felipe se consolidó tras la boda real y se intensificó con la llegada al trono. Su influencia no se limitaba al ámbito doméstico; también abarcaba la crianza de la princesa Leonor y la infanta Sofía. Sin embargo, recientes acontecimientos han marcado un quiebre en esta relación privilegiada.

Durante 19 años, Paloma ha gozado de amplios privilegios en Zarzuela: habitaciones propias en las que en numerosas ocasiones se ha quedado a pernoctar como si fuera su casa de verano, entrada libre a cualquier hora del día y siempre un plato de comida en la mesa. Además, se conoce que ha recurrido a servicios de Zarzuela, como la lavandería. Todo a gastos pagados. Era una figura omnipresente, con el argumento de cuidar de sus nietas. Sin embargo, esa realidad ha cambiado drásticamente.

A Paloma Rocasolano se le acaba el chollo de Zarzuela

El rey Felipe VI ha tomado la decisión de restringir las visitas y estancias prolongadas de Paloma en Zarzuela, evidenciando su intención de marcar límites claros y reforzar el control sobre el entorno de la reina Letizia. La ha puesto de patitas en la calle. Una medida motivada por la revelación de una presunta relación extramatrimonial de Letizia, que marca un nuevo rumbo en la relación entre la familia real y Paloma.

Letizia y su madre Paloma Rocasolano

La reina ha perdido mucho poder en este episodio, lo que ha dejado a su madre en una situación comprometida. Letizia ha experimentado una importante pérdida de influencia y estatus que debido a las crisis matrimoniales de la familia real y a sus presuntas infidelidades con Jaime del Burgo. Ahora Paloma solo se queda a dormir cuando el rey no está.

Felipe VI limita las visitas de Paloma Rocasolano

Felipe VI, siguiendo el ejemplo de su esposa, que no tuvo reparos en presionar para alejar a Felipe de su familia, ha optado por limitar la presencia de los familiares en la vida cotidiana de Letizia. Felipe, por su parte, tiene una buena excusa. Considera que su presencia tampoco es necesaria, dado que ni Sofía ni Leonor viven ya en el Pabellón del Príncipe. Y aunque no le cerrará la puerta, ya le ha hecho saber que no es bienvenida.

Así las cosas, Paloma debe ahora coordinar encuentros con Letizia fuera del palacio, sin la libertad de acceder como lo hacía anteriormente. Las dos décadas de cercanía y privilegios han llegado a su fin.