Paloma Rocasolano decidió trasladarse por un tiempo a Murcia, motivada por los compromisos laborales de su pareja, Marcus Brandler. Este tipo de decisiones no son nuevas para ella, ya que a lo largo de su vida ha antepuesto el amor a sus propios intereses. Décadas atrás, dejó atrás su vida en Oviedo y renunció a su carrera como enfermera en Asturias para apoyar el crecimiento profesional de Jesús Ortiz, su entonces pareja. Ahora, retirada de la vida laboral, vuelve a poner las necesidades de su compañero por delante de las suyas, aunque eso signifique alejarse de su entorno familiar en Madrid.

Jesús Ortiz y Paloma Rocasolano en la confirmación de Sofía
Jesús Ortiz y Paloma Rocasolano en la confirmación de Sofía

En la capital ha dejado a sus hijas y nietas, a quienes extraña profundamente. Sin embargo, también admite que su presencia se había vuelto incómoda para el rey Felipe VI. Al igual que Letizia decidió en su día tomar distancia de la familia Borbón para salvaguardar el futuro de su hija Leonor, el monarca ha optado por romper vínculos con la familia Ortiz Rocasolano, alejándose así de su suegra y de su entorno materno.

Felipe VI no quiere a Paloma Rocasolano cerca de casa 

Durante años, Paloma fue una figura central en la vida de la reina Letizia. Fue su apoyo emocional en momentos complicados y una presencia constante en su día a día. Desde los inicios de la relación con el entonces príncipe Felipe, Letizia siempre fue vista como una mujer decidida, con metas claras. Quienes la conocían sabían que llegaría lejos, aunque pocos imaginaron que alcanzaría el trono. En cambio, su padre, Jesús Ortiz, se mostró reticente desde el principio, poco convencido del encaje de su hija en una institución como la monarquía. Por el contrario, Paloma acogió con entusiasmo la relación, encantada con la idea de convertirse en la madre de una futura reina, título que en ocasiones le ha abierto puertas a ciertos privilegios.

Con el paso del tiempo, Felipe VI fue tomando distancia. Aunque Paloma llegó a residir en el Pabellón del Príncipe durante largos periodos, incluso encargándose del cuidado de Leonor y Sofía cuando sus padres estaban ocupados con sus funciones oficiales, el ambiente cambió. La reina emérita Sofía, pese a vivir muy cerca, no asumía el rol de abuela activa en aquel entonces, y fue Paloma quien llenó ese espacio.

Sin embargo, la tensión fue creciendo. El rey se cansó de la constante presencia e influencia de su suegra y optó por marcar distancia. Hoy por hoy, ni la familia materna ni la paterna tienen una relación cercana con las hijas de los reyes. Paloma siempre tuvo un fuerte peso en la vida de Letizia y de sus nietas, pero su carácter reservado y su tendencia al control, compartida con su hija, las volvió una combinación que generaba incomodidad en el entorno real.

Ahora ya ni tan siquiera celebran vacaciones juntos. La reina podría pasarse en algún momento de la Semana Santa a visitar a su madre, pero completamente sola. Ya no es bienvenida a las vacaciones a todo lujo de los monarcas a bordo de enormes yates o en increíbles villas. Se acabaron las fiestas a gastos pagados después de 21 años.

Letizia y Paloma Rocasolano
Letizia y Paloma Rocasolano