El rey Felipe no tiene dudas cuando le preguntan a quién quiere más, si a papá o a mamá. El barco donde ha empezado a participar de la Copa del Rey de Vela se llama Aifos, que es el nombre de su madre en el revés. Sofía sonríe con su hijo amado mientras Juan Carlos refunfuña confinado en la Zarzuela por un sospechoso dictamen médico que informa que la muleta en que se apoya para andar le ha provocado un dolor muscular en toda la zona cervical derecha que le impide navegar. Pero por lo visto también le impide viajar a Palma a pasar las vacaciones en Marivent. El confinamiento es una pena privativa de libertad, aplicada generalmente a delitos políticos. El rey emérito puede pasarse el verano confinado en la calurosa Madrid mientras Felipe, Letizia y las niñas ya están en las Baleares para hacerse la foto familiar sin media Familia Real.
El escándalo por las cintas de Corinna empieza a parecer el escándalo del caso Nóos. Disimuladamente empezaron a apartar a Urdangarin y Cristina, les atribuyeron comportamientos "poco ejemplares" y acabaron en el exilio suizo y en prisión. Juan Carlos ya tiene un sumario abierto en la Audiencia Nacional, el PSOE batalla con él mismo para aprobar una comisión de investigación y la prensa unionista ya no oculta que Juan Carlos es "un activo tóxico" y publican abiertamente que sólo le queda el exilio. La imagen del rey Felipe navegando como si nada pretende ofrecer la misma obra de teatro de siempre: llueve pero hacemos ver que hace sol.
Felipe como un señor de Madrid paseando por la base naval de Porto Pí donde no acostumbran a verse ricos con abarcas, el calzado típico mallorquín, barba de días y gafas de sol. Piel pálida y bandera española en la popa del Aifos 500. El número no es por los billetes de 500 euros que Corinna afirma que su examante tenía en Suiza defraudando, presuntamente, a la Hacienda española. La misma Hacienda que paga el sueldo a Felipe, Letizia, Juan Carlos y todo cuando Borbón cobre del erario público como un funcionario más, pero inviolable.