Este año se cumplieron dos décadas de la boda del rey Felipe VI y Letizia. El 22 de mayo de 2004, los más curiosos se reunían a ver de cerca a la periodista, plebeya y divorciada, contraer nupcias con el príncipe de Asturias. Nadie creía que esta relación fuese a durar tantos años, hasta que quedó demostrado que son un equipo formidable. Para todo aquel que conociera al hijo de los reyes, no fue una sorpresa que su matrimonio hubiera resultado con una mujer “ordinaria” y no con una de “sangre azul”. Antes de Doña Letizia, hay un largo historial detrás y una polémica por consumo de drogas que Zarzuela acabó confirmando.
Felipe VI estuvo muy enamorado de Gigi Howard, Isabel Sartorius y Eva Sannum. Cualquiera podría haberse convertido en reina de España y vivir en Zarzuela, aunque algunas relaciones fueron más intensas y duraderas que otras. Pero fue con Isabel con quien pareció ir más en serio, la persecución por saber quién era la joven rubia, estilizada y guapa que aparecía en la portada de las revistas duró poco. Pronto se supo que ella era hija de Vicente Sartorius, marqués de Mariño, e Isabel Zorraquín, argentina de origen peruano.
Se conocieron en 1989 y salieron hasta 1991. En un principio, se veían a escondidas y trataban de proteger lo suyo de las cámaras. Por ello se citaban en la finca del marqués, en la localidad extremeña de Peraleda de la Mata, donde estaban más seguros. En algunas ocasiones, la joven era vista en Zarzuela, pese a que no era bien recibida. Esta relación duró dos años, se acabó por la presión de Juan Carlos I y Sofía, sus descubrimientos sobre la joven y la intensa cacería de los medios.
Zarzuela le advirtió a Felipe VI, Isabel Sartorius no podía reinar
A pesar de ser joven, Felipe estaba convencido de que Isabel era el amor de su vida y por eso le comunicó a sus padres que se quería casar con ella. Sin embargo, los reyes eméritos no estaban a favor y después salió una información en los medios muy delicada. Una nota de prensa sugería que Sartorius tenía relación con el tráfico de drogas, que el general Sabino Fernández Campo tuvo que negociar con el diario Claro para evitar la publicación de un artículo.
Se decía que los hijos del marqués, presuntamente, consumían estas sustancias. Es evidente que cualquier sospecha de esta magnitud podría acabar con la solidez que existía en esos tiempos. La monarquía no podía tolerar que una candidata al trono de España fuera acusada gravemente, por lo que el príncipe de Asturias tuvo que acabar su relación.
Este noviazgo no iba a durar mucho más, porque la aristócrata estaba harta de ser cuestionada continuamente. Le decían que no era ideal para ser reina, que era mayor que él, hija de padres divorciados y su mamá era adicta. Demasiados puntos negativos y problemas familiares sin resolver como para asumir una posición de poder y liderazgo. Después se supo que, efectivamente, tenía contacto con drogas. “Con 14 años salía del colegio y mi madre me mandaba a comprar droga”, admitió ella misma en su libro Por ti lo haría mil veces.
Felipe VI ahora celebra 20 años con una mujer divorciada, de padres separados y lo más alejada de la nobleza posible. No obstante, en este caso, no hubo ningún poder de intermediación para hacerlo cambiar de parecer.