Dicen que la reina Letizia le dejó claro al rey Felipe VI que no estaba dispuesta a ser como la reina emérita Sofía. Ella no aguantaría la más mínima infidelidad. Y al mínimo indicio de engaño, no tendría dudas en mandarlo o tomar viento. Sin embargo, ella no ha sido la única desconfiada. Felipe también ha tenido sus ataques de celos. Alguno de ellos de dimensiones 'reales'.
Felipe VI y Letizia no son inmunes a las sospechas matrimoniales. Y es que, aunque se esfuercen en mostrarse como la pareja perfecta en cada evento oficial, la realidad detrás de las puertas del palacio es otra historia. Varios cronistas especializados en la casa real, como Pilar Eyre o Jaime Peñafiel, entre otros, han revelado algunos de los episodios más oscuros que han ocurrido dentro de los muros de la Zarzuela.
Felipe VI, todo por su historia de amor con Letizia
Felipe dejó claro desde siempre que Letizia era el amor de si vida. Después de renunciar a varios romances por la intervención de sus padres, no permitió que Juan Carlos y Sofía metieran mano en su historia con la ex de Televisión Española. Los eméritos nunca vieron a Letizia como la heredera que esperaban. Divorciada, plebeya y nieta de un taxista, no era el prototipo de mujer que habían imaginado para el futuro rey. Pero Felipe se plantó. Amenazó con renunciar a la corona si se oponían a la relación. Y así los eméritos tuvieron que tragar.
Pero el amor no lo puede todo siempre. Y a Felipe le ha entrado algún que otro ataque de celos a lo largo de su romance con Letizia. Y en uno de ellos decidió espiar a la reina durante sus viajes clandestinos.
Desconfianzas de Felipe VI
En más de una ocasión en la que Letizia decidió darse una escapada lejos de Zarzuela, ha sonado la alarma en la cabeza de Felipe. No solo ha querido saber el motivo del viaje o si había cuestiones de seguridad de por medio, sino que le interesaba hasta el último detalle de lo que hacía y con quién se veía. Parece que el rey desconfiaba por algo y quiso estar al tanto de cada paso de su amada. Queda claro que, a pesar de mostrar siempre su mejor cara de puertas para fuera, el matrimonio real no escapa a los momentos de desconfianza.